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Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades


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Mariana Rosetti, Letrados de la independencia: Polémicas y discursos formadores, Buenos Aires, CLACSO, 2023

Rosetti, Mariana, Letrados de la independencia: Polémicas y discursos formadores, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, CLACSO, 2023

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Una vez caído el orden monárquico, casi naturalmente caerían en manos de la élite letrada no solo la gestión del poder estatal (la cual se encontraba ya bajo su cargo desde tiempo atrás), sino el diseño mismo del nuevo orden político. Esta tarea se revelaría más compleja de lo previsto y presentaría pluralidad de aristas y variedad de desafíos. Esa élite letrada ahora a cargo del diseño y gestión de esa nueva realidad no podría eludir la tarea también de reflexionar acerca de su propio lugar en ella, los alcances y limitaciones de su propia existencia social, los fundamentos de su legitimidad en tanto que depositarios “naturales” del poder político.

Los desafíos a los que estos letrados formados en las universidades coloniales se verán confrontados no les serán en absoluto sencillos de abordar y demandarán de su parte un considerable esfuerzo, no solo intelectual, ya que deberían pensar su realidad social y política al mismo tiempo que colaborar a construirla materialmente con su accionar.

Mariana Rosetti se propone analizar cómo se configura ese espacio particular en que se situara ese grupo letrado: esa incipiente “esfera pública” que surge en las postrimerías del orden colonial no se articulará como un ámbito homogéneo, sino que coexistirán en ella diversidad de proyectos y perspectivas.

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Educación, Estado y pueblos indígenas

Después de la información facilitada en la anterior entrada del blog sobre  Los indígenas del Ecuador: perfil educativo y social, de Efstathios Stefos, recogemos hoy un estudio del Mgs. Germán Flores Bonilla, otro de los participantes en la última ‘Tertulia en la Mitad del Mundo’, que versó sobre la Interculturalidad en América Latina. En esa investigación, Flores Bonilla concluye, con un dejo de tristeza, que “el Estado no ha asumido directamente la responsabilidad de garantizar el derecho a la educación para los pueblos indígenas, más bien, cuando ha diseñado alguna política ha delegado a un tercero la administración (la Iglesia, ONGs, instituciones de educación superior privadas, entre otros)”.

No obstante ese saldo insatisfactorio, el propio Flores Bonilla entona un mesurado canto de esperanza: “la Constitución del año 2008 da un salto cuantitativo en cuanto a las demandas del movimiento indígena, por ejemplo, declarar al Estado como plurinacional e intercultural, y en educación promulgar la Ley Orgánica de Educación Intercultural, ambos constituyéndose en un gran reto para el conjunto de la sociedad, dado que convoca a construir el Estado plurinacional y una sociedad intercultural”.

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Flores, G. (2019). Educación, Estado y pueblos indígenas, en Loys, G. (Comp.). Derechos Humanos, Buen Vivir y Educación, UNAE – UNSE. 2019. (179- 201).


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Los indígenas del Ecuador: perfil educativo y social

En continuidad con el compromiso adquirido en la última ‘Tertulia en la Mitad del Mundo’, que versó sobre la Interculturalidad en América Latina, recomendamos esta publicación del Dr. Efstathios Stephos, cuya importancia ha sido destacada por el Mgs. Luis Germán Flores Bonilla: “Los datos estadísticos desnudan la realidad educativa y social en que está inmersa la población indígena. Los datos de este estudio deben permitir salir del abandono y de la exclusión. Urge que los tomadores de decisiones miren hacia atrás, hacia el trabajo que inició Dolores Cacuango, fundadora de las primeras escuelas bilingües, y a su lucha incansable por la educación y la tierra”.

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Stephos, Efstatathios, Los indígenas del Ecuador: perfil educativo y social, Cuenca, Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina-Fundación Helénica Ecuatoriana Prometeo, 2022


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Felipe Aliaga Sáez (ed.), Investigación sensible. Metodologías para el estudio de imaginarios y representaciones sociales

Cita completa: Aliaga Sáez, Felipe (ed.), Investigación sensible. Metodologías para el estudio de imaginarios y representaciones sociales, Bogotá, Ediciones USTA, 2022

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Este libro nace desde la necesidad de muchos investigadores interesados en poder conocer metodologías que se hayan aplicado al campo de los imaginarios y representaciones, que pueden servir como orientación para sus proyectos o para inspirar ideas o ‘modos de hacer’. Más que un manual, Investigación sensible. Metodologías para el estudio de imaginarios y representaciones sociales lleva implícito un trasfondo epistemológico sobre una de las corrientes de pensamiento que ha venido formando escuela en Iberoamérica y cimentando un acercamiento responsable al conocimiento, desde el investigador que busca conocer y sentir la realidad como parte de sí mismo: una investigación sensible en la que, si debe existir sesgo, será por adentrarse y decir lo que se ve sin una supuesta neutralidad axiológica, sino con un compromiso por el bienestar y la dignidad de las personas.

En el panorama amplio de esta obra se presentan una serie de métodos y esquemas analíticos (tales como la hermenéutica, la semiótica, el análisis de discurso y de contenido, la teoría fundamentada, los métodos mixtos, la etnografía y la netnografía, las técnicas grupales y la entrevista), que se entrecruzan con diferentes campos de investigación o diferentes aplicaciones; por ejemplo, los estudios urbanos, el arte, el ámbito educativo, las imágenes, la mitología, el curso de vida y la memoria.


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Gabriel García Márquez. Manual para ser niño

En este texto de García Márquez se recogen algunas recetas rompedoras, aparentemente heréticas, que invitan a la reflexión y al inconformismo en el aprendizaje de la literatura y del arte.

Ahí van algunos botones de muestra:

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Las ventajas de no obedecer a los padres

Las voces más duras de la encuesta [en que se sustentan algunas reflexiones del libro] fueron contra la escuela, como un espacio donde la pobreza de espíritu corta las alas, y es un escollo para aprender cualquier cosa. Y en especial para las artes. Piensan que ha habido un despilfarro de talentos por la repetición infinita y sin alteraciones de los dogmas académicos, mientras que los mejor dotados sólo pudieron ser grandes y creadores cuando no tuvieron que volver a las aulas. «Se educa de espaldas al arte», han dicho al unísono maestros y alumnos.

¿Con qué se comen las letras?

A los alumnos no les cultivan el hábito de la lectura, sino que los obligan a leer y a hacer sinopsis escritas de los libros programados. Por todas partes me encuentro con profesionales escaldados por los libros que les obligaron a leer en el colegio con el mismo placer con que se tomaban el aceite de ricino. Para las sinopsis, por desgracia, no tuvieron problemas, porque en los periódicos encontraron anuncios como éste: «Cambio sinopsis de El Quijote por sinopsis de La Odisea» […]. Es este método de enseñanza -y no tanto la televisión y los malos libros-, lo que está acabando con el hábito de la lectura […]. Es imposible que los niños lean una novela, escriban la sinopsis y preparen una exposición reflexiva para el martes siguiente. Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y hasta donde le guste -que es la única condición para leer un libro-, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de las otras tareas.

[…]

La experiencia de trabajo es lo poco que un escritor consagrado puede transmitir a los aprendices si éstos tienen todavía un mínimo de humildad para creer que alguien puede saber más que ellos. Para eso no haría falta una universidad, sino talleres prácticos y participativos, donde escritores artesanos discutan con los alumnos la carpintería del oficio: cómo se les ocurrieron sus argumentos, cómo imaginaron sus personajes, cómo resolvieron sus problemas técnicos de estructura, de estilo, de tono, que es lo único concreto que a veces puede sacarse en limpio del gran misterio de la creación.

Una recomendación

Lo que debe plantearse para Colombia [y por qué no para el conjunto de Latinoamérica] no es sólo un cambio de forma y de fondo en las escuelas de arte, sino que la educación artística se imparta dentro de un sistema autónomo, que dependa de un organismo propio de la cultura y no del Ministerio de la Educación. Que no esté centralizado, sino al contrario, que sea el coordinador del desarrollo cultural desde las distintas regiones del país, pues cada una de ellas tiene su personalidad cultural, su historia, sus tradiciones, su lenguaje, sus expresiones artísticas propias. Que empiece por educarnos a padres y maestros en la apreciación precoz de las inclinaciones de los niños, y los prepare para una escuela que preserve su curiosidad y su creatividad naturales. Todo esto, desde luego, sin muchas ilusiones. De todos modos, por arte de las artes, los que han de ser ya lo son. Aun si no lo sabrán nunca.

Acceso al texto en fuente original


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Memorias de Antonio José de Sucre

El Centro Cultural Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit pone a su disposición el libro Memorias de un héroe, que comprende cinco artículos con enfoques sobre el proceso independentista del Ecuador gestado entre 1809 y 1822.

Es una publicación de altísima calidad que recoge también un anexo con documentos únicos del Archivo Histórico del Centro Cultural, como el acta de proclamación del primer cabildo republicano en Ibarra, o textos firmados por el mariscal Antonio José de Sucre como Intendente del Departamento de Quito, luego del triunfo de Pichincha.

Este libro tiene un valor de 10 dólares y se puede adquirir a través del correo info@beaep.ec, o llamando al teléfono (02) 2 491 156.

Se realizan entregas a domicilio en provincias, añadiendo el costo de envío.

Al adquirir este libro se apoya la labor del Centro Cultural Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit, que desde hace 93 años conserva, acrecienta y difunde la memoria histórica del Ecuador.


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Fernando Sabaté Bel. El país del pargo salado. Naturaleza, cultura y territorio en el sur de Tenerife (1875-1950).

Cita completa del libro: Sabaté Bel, Fernando, El país del pargo salado. Naturaleza, cultura y territorio en el sur de Tenerife (1875-1950), San Cristóbal de La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 2011

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Este trabajo, que constituye una interesantísima apuesta por la historia local abordada desde la metodología de la historia oral, fue defendido como tesis doctoral por Fernando Sabaté en septiembre de 2003, en el Departamento de Geografía de la Universidad de La Laguna, y obtuvo la máxima calificación. Se publicó ocho años después en forma de libro (2 tomos) editado por el Instituto de Estudios Canarios.

Como se aclara nada más comenzar el trabajo, la referencia al ‘pargo salado’ constituye una metáfora: se trata de una expresión utilizada antaño por las gentes del país para referirse a un terreno improductivo: “aquello era un pargo salado; no servía ni para cultivar vidrio” (nombre vernáculo de una planta rastrera que se desarrolla en suelos pobres y ensalitrados). La metáfora corresponde, pues, a la explicación exhaustiva de cómo lograron sobrevivir, con cierto grado de dignidad, miles de personas campesinas en un entorno arídico como el del Sur de Tenerife; un territorio en el que, por otra parte, las condiciones sociales de reparto de la tierra y los demás recursos naturales tampoco se lo ponían fácil a la reproducción social de las familias rurales.

Aunque el trabajo repasa información documental, y prácticamente toda la bibliografía escrita sobre el Sur de Tenerife en el momento de su realización, su fuente principal es la información y la tradición oral; demostrando que éstas constituyen una fuente válida e imprescindible para los estudios geohistoriográficos (siempre a cambio de que sea aplicada con rigurosidad y sometida a controles críticos similares a los de cualquier otra fuente). El autor dedicó cerca de una docena de años a entrevistar a un centenar largo de personas campesinas de todo el Sur, en su mayoría ancianas, recogiendo un caudal de saberes y conocimientos que en muchos casos hoy ya no sería posible recuperar, al haber desaparecido sus portadores.

Más información


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Intervención de Manuel Ferrer Muñoz en el acto de presentación de Benamocarra y sus gentes

Antes de reproducir este texto remitimos al enlace desde el que puede descargarse el libro.

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Nuestro propósito, explicitado en la investigación que desemboca en este libro, ha sido engarzar el pasado con el presente. Y ejemplifican muy bien este objetivo las dos ilustraciones de una de las primeras páginas: una calle del pueblo, tal y como la retrató Diana Golledge a principios de siglo, y según puede observarse en su aspecto actual. Y esa misma es la razón de las más de 60 ilustraciones que encontramos en el libro.

Precisamente gracias a Diana, esta querida vecina nacida en el suroeste de Inglaterra y radicada en Benamocarra desde 2002, disponemos de un testimonio fresco y veraz de las impresiones que recibía hace veinte años quien, procedente de tierras lejanas, decidía quedarse a vivir entre nosotros. Según cuenta, le entusiasmó a su llegada la vista de gentes sentadas a las puertas de sus casas que charlaban amistosamente mientras tomaban el fresco ─o el sol, según la estación del año─, en abierto contraste con la reserva habitual de los británicos, contagiados de la tendencia al retraimiento y del horror a los ruidos que imprime su condición de isleños. Esas tertulias, que antaño constituían una agradable y casi institucional vía de sociabilidad que incluía a ancianos y jóvenes, van siendo cada vez­ menos frecuentes, y ceden terreno a otros espacios de reunión y esparcimiento, como las terrazas de algunos bares. Por supuesto, funerales y entierros siguen brindando ocasiones para charlas entre viejos amigos —amigos viejos, sobre todo—, que comparten recuerdos y se felicitan por seguir en la brecha.

El título del libro ─Benamocarra y sus gentes─  remite  a  los  variados  orígenes  de quienes habitan nuestro pueblo, y sugiere la existencia de una sociedad plural, integrada por personas dotadas, cada una de ellas, de sus propias conciencias, a través de las cuales se entienden a sí mismas y conciben el mundo que las circunda. Así se expresa en los renglones con que se cierra la Introducción:

No hemos perseguido una “memoria histórica‟ exclusivista, parcializada, ni instrumentalizada al servicio de visiones simplonas. Rehuimos, con convencimiento pleno, los intentos de cosificar “una” memoria histórica sacralizada, instrumentalizada para justificar la hegemonía o la condición superior de un grupo. Porque la sociedad es plural, plural ha de ser la plasmación de la imagen que, a partir de testimonios del pasado, construye el historiador; y plural también la perspectiva de análisis, nunca monocolor ni apegada a estereotipos predeterminados.

El recurso a la historia oral ha permitido “captar y transmitir incontaminada la frescura del sentir genuino que late en las memorias de nuestras gentes”, después de conversar con calma sobre el tiempo que se fue,  los amores, las penas, las heridas, las risas, las fiestas, los padres y los abuelos, las esposas y los esposos, los amigos.

El amor a la tierra es el común denominador de este modesto intento de ‘historia local’ consagrado a rescatar y revivir, a veces con orgullo, a veces con dolor o vergüenza, la trama cotidiana de este pueblecito de la Axarquía al que nuestros mayores solían referirse como ‘el lugar’, porque aquí radicaba su mundo, estrecho si se quiere, pero también tangible, real, rebosante de vida.

En la recogida de testimonios se ha priorizado el acercamiento al pasado de Benamocarra a través de voces femeninas, atentas examinadoras de un día a día a la vez magnífico y miserable, feliz y aciago, envuelto en ropajes humildes y contenedor de tesoros encubiertos. Se ha buscado así que la recogida de noticias del ayer benamocarreño tradujera la sensibilidad femenina, tan orillada por lo general en los trabajos de reconstrucción del pasado.

La gran mayoría de las entrevistadas son mujeres entradas ya en años, que han aportado una muy interesante perspectiva de género desde la que se aprecia la existencia de muchos dramas familiares soterrados entre cuyos componentes invariables figuran casi siempre el alcohol, los celos y la violencia. El matrimonio, a lo que se ve, representaba muchas veces el final abrupto del falso camino de rosas de un noviazgo: como si, al formalizarse la relación entre hombre y mujer, se desvaneciera el amor, y aquél adquiriera la clara conciencia de que, como ‘cabeza de familia’, debía imponer su autoridad sobre la esposa reproductora y sometida.

Esta publicación sobre Benamocarra representa sólo un primer pasito para que muchos vecinos dejen atrás la barrera y salten al ruedo, y coadyuven así a plasmar la memoria colectiva de nuestro querido pueblo. Con esto nos proponemos ampliar el espacio de convivencia y de respeto que hemos tratado de construir con el apoyo y la ilusión de muchos de los nuestros. Todas las voces y todas las sensibilidades han de ser acogidas y tratadas con respeto, sin miedo a que el cuadro resultante incluya tonos oscuros que no deben opacar un sentimiento de respeto y reconocimiento hacia las personas que nos precedieron. Ciertamente cometieron errores y esparcieron dolor ─el mismo que arrastraban clavado en sus corazones─, pero también se esforzaron por sacar adelante a sus familias, amaron a su manera… y dieron el salto que, al final de la vida, nos corresponde acometer a todos. No nos quepa duda: también ellos tienen mucho que reprocharnos. Así, pues, seamos magnánimos y agradecidos.

Nos quedan las huellas de nuestras pisadas remotas y de los pasos de quienes nos precedieron: no para que se imiten esas andanzas, que el camino de la vida es responsabilidad de cada uno. Ni es cierto que cualquier tiempo pasado haya sido mejor, ni puede ignorarse la sabiduría que el tiempo permitió acumular, quizá gracias a la depuración de muchos errores cometidos. Aprendamos precisamente de las equivocaciones nuestras y de nuestros ancestros; pero tomemos buena nota de sus aciertos, de sus sacrificios, de su hondo sentido de la familia, de su amor al trabajo bien hecho, de su esmero en el cultivo de la tierra.

Por supuesto, regresando al grato presente de este acto de lanzamiento y puesta de largo de Benamocarra y sus gentes, es también hora de agradecer a los dos habituales aliados de los proyectos de la Asociación Somos Axarquía: la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina y el Excelentísimo Ayuntamiento de Benamocarra. Gracias de todo corazón.

Mentiría si negara que, al presumir ante ustedes de los logros y riquezas que contiene el libro, me asalta el pudor ante la conciencia de que estoy adornándome con méritos ajenos. Por eso, para poner en paz mi conciencia atormentada por el gusano roedor, quiero explicitar mi deuda de gratitud a los autores (Pepe, Loli, Remedios, Inma, Mari Carmen, Adeli), a quienes cito por el orden de sus relatos en el libro; a Diana y Lola, autoras respectivamente de la portada y de la contraportada, y a Diana, mi esposa, que ha cuidado amorosamente la edición del libro. Muchas de estas personas con quienes me unen lazos de hondo cariño viven momentos delicados, de dolor físico o moral. Y aquí están, con nosotros, apuntalando el éxito de tantas horas de trabajo. Es verdad que la palabra ‘éxito’, del latín exitus, significa en origen ‘salida’, y en este sentido la adoptaron los ingleses al incorporar a su lengua el término exit). Pero yo quisiera que, en nuestro caso particular, la mención del éxito’ apuntara más bien hacia la entrada y el comienzo de una nueva exploración en el pasado de Benamocarra que enlace con ésta y le dé continuidad.


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Jacqueline Murillo Garnica. Itinerario de los días que fueron

En una anterior entrada del blog aludíamos a la próxima aparición de estos escritos de Jacqueline Murillo, que acaban de salir a la luz, editados por el Centro de Estudios Sociales de América Latina, con prólogo de Alejandro Vivas Benítez, que recogemos a continuación.

Desde SAICSHU expresamos nuestra alegría por este nuevo éxito editorial de Jacqueline Murillo, y nos felicitamos por haber puesto nuestro granito de arena a través del servicio de asesoría literaria, que da así un importante paso adelante.

Antes de ceder la pluma al prologuista, indicamos el enlace a través del cual puede descargarse el libro; recordamos la importancia que este tipo de colaboraciones ha cobrado en SAICSHU desde comienzos de año y reiteramos la oferta de asesorías individualizadas a escritores que deseen publicar sus textos, tanto en prosa como en verso.

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Itinerario de los días que fueron es un libro de cuentos de la literata colombiana Jacqueline Murillo Garnica. Son veinte retratos ágiles construidos de recuerdos, reflexiones, quizá premoniciones. El itinerario al que se refiere el título marca la ruta del campo a la ciudad, de unas formas de violencia a otras, y también de unas formas de humanidad a otras.

El lenguaje es espontáneo, ágil, vívido, lleno de figuras que elevan la imaginación. Los relatos están conectados por la búsqueda de sentido de cambios tan rápidos como los ocurridos en la sociedad colombiana en los últimos setenta años, y por el rechazo a distintas manifestaciones de violencia contra hombres y mujeres de todos los tiempos.

Los relatos nos hacen testigos de experiencias en distintos lugares de la geografía de Colombia, en un mosaico de culturas unidas por los despertares de las mañanas y por las oscuridades e incertidumbres de los anocheceres. Las violencias que recogen son las de los campos, en donde más se ensañaron las pobrezas y las violencias políticas, y también las de las ciudades, con sus nuevas formas y sus ecos de asfalto y concreto.

La voz de mujer de Jacqueline tiene el tono de lo auténtico, está alejada de estridencias y estereotipos, más bien refleja la sabiduría y la resiliencia milenaria de madres, hermanas y abuelas, y nos transmite la fortaleza de todas ellas.

Desde los primeros párrafos, el lector encuentra figuras de creatividad exquisita, que serán constantes en todo el libro. También aparece muy pronto un sentido del humor cómplice, que es permanente en los veinte relatos. Encontramos, por ejemplo, que “la madrugada se escondía para dar paso a un nuevo día”, o nos sentimos cómplices con la mujer difunta que, en su ataúd, sonríe al sospechar “que tal vez sus acompañantes también estarían muertos antes de la siguiente cosecha”. Los textos deben ser leídos con la atención al detalle y a los matices en los que la autora ha mostrado su maestría.

Los primeros seis cuentos ocurren en los años de violencia política en Colombia, entre 1948 y 1958, y son un recordatorio de que ésta fue un flagelo principalmente de los campos y de sus gentes más pobres y aisladas. El primer relato nos presenta a Críspula el día de su muerte y su funeral, como ejemplificados en la sonrisa de la protagonista y en el episodio de la tarta que será el motivo inmediato de su muerte.

En medio de las diferencias políticas, hay personajes flemáticos como Don Manuel —no solo los ingleses son flemáticos y calculadores—, o “Resignación”, la madre que prepara la visita de un hijo que nunca llega y que, así, la hará sufrir.

En la mente del lector quedará el menor de los dos hermanos Beltrán, al que terminan importándole del hermano mayor solo sus botas de cuero; sin ninguna duda, ésta es de las escenas más poderosas escritas en la literatura de Colombia sobre la violencia y la pobreza de las gentes.

El nombre de una persona es casi que su mismo yo, y revela mucho de ella. Entonces hay razón para preguntarse por qué “Los de la montaña” no querían que nadie supiera sus nombres. La respuesta implícita es que la violencia podría acabar con sus nombres, con ellos. Pero el ritmo de la música y el anís es más fuerte que la prudencia, y lleva a uno de los de la montaña a pronunciarlos. Sin embargo, cuando Jacqueline nos los dice, ¡estos nombres no nos dicen nada! Es como si la historia real de las personas nos estuviera vedada a quienes no vivimos la violencia.

Otro cuento especial sobre el tema de la violencia es el de “Julieth”. Ella y sus hermanos y el padre terminan asimilados y devorados por los enfrentamientos entre narcos y guerrilleros. Quien relata la historia con cara de “acordeón desgastado” es la madre. Qué amarga la realidad de muertos de una familia a causa de otro miembro de la misma familia; cómo sería de dura para tantas de las madres. Y quizás ellas agotaron lágrimas y maldiciones o rezos, como parece ser el caso de la madre del cuento, porque ella no nos dice nada así.

La religión, las campanas, los rezos, anunciaban la madrugada en los pueblos; en las ciudades grandes actuales, el bullicio de autos, bocinas, griterías desde las 4 de la mañana va absorbiendo de manera creciente sonidos como los de las iglesias. ¿Acaso, en su lenguaje en apariencia sencillo —solo en apariencia— Jacqueline está diciéndonos en “Retrato de una madrugada” que los homicidios y las violencias en las ciudades están dejándonos sin anuncios de nuevos días y sin mensajes de esperanza?

La ciudad puede condenar a las personas no solo a vivir entre cuatro paredes, sino a que al mirar hacia afuera lo único que veamos sea otra pared. “En busca del tiempo olvidado”, éste se refiere al de las enredaderas y las veraneras, el palo de icaco, el abuelo y su reloj, a las paredes de cal, al tiempo de voces y verdades, que ha sido reemplazado por el tiempo de una pared muda.

La ciudad y su multitud de empleados. “Los zapatos” nos pasean por la vida laboral de una joven que mantiene su visión soñadora en medio de las dificultades. Que ella deba ponerles cartón para tapar las suelas rotas suscita la solidaridad respetuosa de sus compañeros de trabajo. Tal vez no toda humanidad está perdida en la ciudad.

“Corre que te alcanzo” es el relato más largo de esta antología y, a la vez, como lo sugiere ya el título, el más frenético. Es un logro de la autora haberle dado esta dinámica alrededor de los miedos que suscita la inseguridad en una ciudad tropical (y París como una invitada lejana). La angustia del tiempo perdido aparece también aquí, pero de una manera trastocada, alrededor de un reloj que no está atrasado, sino adelantado.

En París, ahora sí París, la entrega urgente de un sobre termina en la frustración de la mujer que corre y en la pérdida del sobre mismo. Qué angustia tanto atafago, y para nada. Pero es que en la ciudad el tiempo es más corto que en los campos, y las angustias igual de largas. Así se pone de manifiesto en la azarosa travesía de “El hombre del cigarrillo y la mujer que corre”.

“Los cordones cafés” está muy bien logrado. Retoma la violencia, pero en un despacho judicial. Un funcionario cínico desatiende la solicitud de reconocimiento del cadáver de un hijo. El funcionario, como tantos otros que nos encontramos cada día, es incapaz de ponerse en los zapatos de los demás, o en sus cordones, como diría Jacqueline.

“Memorias inconclusas de un encuentro” pertenece a los relatos largos en la ciudad. Es la historia de una infidelidad inconclusa, en la que termina con la peor parte una ilusa mujer. Otros afanes, otros infortunios.

En “La historia de una traición”, no se trata tanto de la traición realizada por la persona que ha adoptado a un perro, como la de la vida misma en la ciudad, con sus autos locos, sus impersonalidades.

El marco del siguiente relato es una ciudad caribeña. “Una mala noche” lo es para la mujer que muere, pero no para otra persona que realiza un trabajo “normal” para ella. No sabemos si es una venganza política, un ajuste de cuentas entre mafiosos, un accidente, y no importa: la autora nos hace testigos de estas violencias urbanas.

“La paradoja del ratón” constituye un tributo de agradecimiento, en especial por la pandemia del virus COVID 19, a estos pequeños amigos, en otras épocas portadores de la peste. Y es que la naturaleza no tiene ni consciencia ni voluntad y, sin embargo, en ocasiones se encarga de sostener los esfuerzos de curación de la humanidad.

Ojos, bombillas rotas, escaleras deterioradas, mendigos, olores, rincones, todo esto, y el sufragio encontrado en el buzón del correo alimentan la “Paranoia” de un hombre de ciudad grande y caótica. Es una violencia muy diferente a la narrada en los cuentos de la violencia política.

Los últimos pensamientos de desvarío de un anciano serán para el tranvía de su niñez. La solidaridad de una joven de ciudad no es suficiente para evitar el destino de este abuelo de alguien.

“Hoy, casi sin proponérmelo como un ideal de fantasía, he abierto una ventana en mi vida. Algunos lo llaman cambio, yo lo nombro elección”, nos dice la autora en el penúltimo relato, en el que recrea la historia de su vida, las epifanías que la condujeron a escribir para los demás, para nosotros. Constituye una invitación a pensar en nuestro recorrido vital, en las epifanías que hemos tenido, en dónde estamos.

Alejandro Vivas Benítez


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Julio César Londoño, Historia de Cali Ilustrada para niños grandes, Santiago de Cali, Alcaldía, 2021

Llega a nuestras manos este librito ingenuo, escrito por un artista del lenguaje, que nos aproxima a un conocimiento sumario, pero atractivo, del pasado de esa hermosa ciudad colombiana. Los dramáticos sucesos de abril del pasado año inspiran esta reflexión sobre la idiosincrasia de una urbe apasionante, llena de contrastes y en continua búsqueda de su identidad: por eso la necesidad de contemplarse en el pasado, para acercarse a una tímida comprensión de un presente tan atormentado.

Así lo explica Londoño:

El 28 de abril de 2021 se desató un «estallido social» nacional que tuvo como epicentro a Cali, «capital de la resistencia». Fue un suceso doloroso que dejó pérdidas enormes en vidas humanas, vandalismo y cierre de empresas y negocios. Pero fue también una vigorosa y creativa manifestación popular contra injusticias sociales estructurales y una oportunidad extraordinaria para que el país reflexione y corrija su rumbo.

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