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Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades


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Los límites de la democracia

A propósito de la última Tertulia en la Mitad del Mundo: Café de altura para cuatro, donde se discutió y se plantearon respuestas al interrogante “El sistema democrático ¿en vías de extinción?”, me gustaría sugerir la lectura de un artículo que, con la inestimable colaboración de José Lino Feo Artiles, publiqué en 1998 en el Boletín de Derecho Comparado del Instituto de Investigaciones Jurídicas (Universidad Nacional Autónoma de México):

Ferrer Muñoz, Manuel, y Feo Artiles, José Lino, “Los límites de la democracia”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado (Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas), nueva serie, año XXXI, núm. 91, enero-abril de 1998, pp. 123-139. ISSN 0041-8633

En ese artículo se concluía lo siguiente:

“De estas breves reflexiones, podemos extraer la consecuencia de que reconocer unos límites morales a la democracia no conlleva, en ningún caso, la negación de los logros aportados por ese sistema sociopolítico. Por el contrario, esas barreras proporcionan garantías imprescindibles para evitar deslizamientos hacia sistemas totalitarios, y para aprovechar las posibilidades que aún ofrece la democracia para la preservación de la dignidad humana.

La inquietud que expresamos no pertenece en exclusiva a ninguna corriente de opinión. Sí ha sido formulada desde una perspectiva que valora las aportaciones de los grandes pensadores políticos y sintoniza con los principios generales de la llamada doctrina social del magisterio de la Iglesia católica”.


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Pablo Rosero Rivadeneira. ¿Quién recogió los restos de Eloy Alfaro?

Algunos historiadores y novelistas han sido injustos con el papel de Federico González Suárez durante la macabra jornada que terminó con el arrastre de Eloy Alfaro y sus comandantes. Han afirmado, incluso, que existió complicidad entre el arzobispo y los ejecutores del crimen. Una lectura serena de los hechos demuestra todo lo contrario.

En primer lugar, González Suárez abogó siempre para que la Iglesia no incursionara en política. Cuando fue consultado acerca de la conducta que los católicos debían mantener en el contexto de la Revolución Liberal, su respuesta fue tajante: “No es lícito sacrificar los intereses de la patria por defender los de la religión”.

En segundo lugar, hay que tomar en cuenta quiénes estaban en el poder al momento del asesinato de Alfaro. Nada menos que un sector del liberalismo, que, aunque en pugna con Alfaro, mantenía con la Iglesia una frágil y tensa relación. Bien poco era, por tanto, lo que una sola persona podía hacer frente a una multitud azuzada desde ese poder.

Empero, hubo algo que sí pudo hacer y de lo que casi nadie se preocupó en el frenesí de los acontecimientos. Al anochecer de ese vergonzoso 28 de enero, González Suárez nombró una comisión de tres sacerdotes que fueron al Ejido y levantaron los cadáveres para darles sepultura.

La misión era de alto riesgo, pues suponía ser blanco de la ira aún enardecida de los arrastradores. No obstante, a las 11 de la noche la comisión logró trasladar los restos al anfiteatro y al día siguiente, luego del reconocimiento jurídico, fueron depositados en el cementerio de San Diego.

No culminó ahí la callada y piadosa tarea del arzobispo. Días más tarde consiguió enviar a Guayaquil los restos de Alfaro. Allí los esperaba, desconsolada, Colombia Alfaro de Huerta, una de las hijas del Viejo Luchador, que así podía, al menos, brindarle su último y atribulado adiós.

En este sentido, es importante conocer una colección de documentos que originalmente fue publicada por Diario El Comercio el domingo 16 de junio de 1918 en los meses previos a la acusación formal que realizó Pío Jaramillo Alvarado. Se trata de cartas y documentos que González Suárez dirigió, en marzo de 1912, al entonces obispo de Ibarra, Mons. Ulpiano Pérez Quiñones, donde narró de manera detallada los sucesos de ese fatídico 28 de enero.

No ha sido posible encontrar la primera carta, pero sí la segunda y tercera. En esta última, el arzobispo adjunta algunos documentos que dan más luces sobre los trágicos sucesos de enero de 1912. He aquí la transcripción:

Los sucesos del 28 de Enero de 1912

Relato del Ilmo. y Rvmo. Señor Doctor Don Federico González Suárez,

Arzobispo de Quito

Cartas y documentos

(conclusión)

Carta segunda

Gobierno Eclesiástico de la Arquidiócesis

Quito, 23 de Marzo de 1912

Ilmo. y Rvmo. Sr. Dr. Dn.

Ulpiano Pérez Quiñones,

Dignísimo Obispo de Ibarra

Ibarra

Ilmo. y Rvmo. Señor:

            En esta mi segunda carta continuaré refiriendo a V.S. Ilma., los sucesos del 28 de enero.

            Cosa de todos admirada y digna de ponderación fue, que, en ese día, la más completa calma siguiera por la tarde a las espantosas conmociones de la mañana: a las seis de la tarde el silencio era admirable y la ciudad estaba tranquila como si nada hubiera sucedido aquel día. ¡La calma, diré mejor, la indiferencia del pueblo era tan completa como si la muerte del general Eloy Alfaro y los suyos hubiera sucedido un siglo antes y no a las doce de aquel mismo día, es decir solamente seis horas antes y cuando los cadáveres estaban todavía quemándose en el Ejido!

            De los seis cadáveres formaron tres grupos separados a alguna distancia, dos cadáveres en cada grupo. Don Eloy Alfaro y Luciano Coral; don Medardo Alfaro y don Flavio Alfaro; el general Serrano y el general Páez.

            El cadáver de don Eloy Alfaro estaba sobre el de Coral: ambos bocabajo. Como el combustible no fue abundante, ningún cadáver estaba enteramente quemado, sino más bien asado o tostado, aunque los habían mojado en kerosene. Alguien, que, sin duda, se había compadecido de la desnudez completa del cadáver del pobre general don Eloy Alfaro, le había echado encima un paletó viejo para cubrirlo: a las siete de la noche el paletó estaba ardiendo todavía, aunque se habían consumido los extremos.

            Observando yo que la calma continuaba en la ciudad, resolví poner por obra mi propósito de recoger los cadáveres, para darles sepultura: nombré una comisión compuesta de tres sacerdotes, que fueron: el Sr. Dn. Alejandro Mateus, canónigo de nuestra iglesia metropolitana; el Sr. Dn. Luis Felipe Herrera, cura párroco de San Blas, y el Sr. Dn. Luis Felipe Sarrade, capellán de una de las escuelas de los Hermanos Cristianos. Le escribí también una esquela al Sr. Pedro Espinosa, cura de Santa Prisca.

            Por medio del joven Arcesio Escobar Borja, que vino muy oportunamente a verme con el objeto de dar sepultura a los cadáveres, cuidé de avisar a la Policía lo que pensábamos hacer y solicité licencia y apoyo para realizarlo. Mi resolución era recoger los cadáveres, ponerlos en ataúdes y llevarlos al cementerio de El Tejar donde serían sepultados cada uno en un nicho; los religiosos de La Merced, a quienes pertenece el cementerio de El Tejar, cooperaron generosamente, en cuanto de ellos dependía, a la realización de mi plan. Todo quedó arreglado en un momento.

            Por el informe escrito que me presentó el Sr. Sarrade, del cual remito a V.S. Ilma. una copia, conocerá V. S. Ilma. cómo se cumplió la comisión que de dar sepultura a los seis cadáveres les confié yo a nuestros sacerdotes. La comisión era ardua y aún peligrosa porque no se podía saber si el pueblo permitiría o no recoger los cadáveres: el primer furor parecía amainado, pero podía volver a encenderse de nuevo con el más ligero pretexto.

            La comisión, no obstante, cumplió su encargo, mas la Policía no permitió que los cadáveres fueran llevados al cementerio de El Tejar y, custodiados por celadores, fueron trasladados desde el Ejido hasta el anfiteatro anatómico. Eran las once de la noche, cuando se verificó, en silencio, la traslación.

            El reconocimiento jurídico se practicó el lunes 29 y ese mismo día los cadáveres fueron llevados, con las debidas precauciones, al cementerio de San Diego: el cadáver de don Flavio fue sepultado en el mausoleo propio de él; allí mismo se depositó el cadáver de su tío el general Medardo; los otros tres cadáveres fueron sepultados en nichos distintos; el de Ulpiano Páez lo recogió oportunamente la familia de él.

            Hubo una circunstancia imprevista que contribuyó a dispersar el innumerable concurso de curiosos que se habían congregado en el Ejido para presenciar la quema de los muertos y fue la fetidez insoportable que se comenzó a percibir así que los cuerpos fueron invadidos por la acción del fuego: el mal olor dispersó en un instante a los espectadores.

            El cadáver de don Medardo era el que se había quemado menos: en las tinieblas de la noche los perros habían acudido y ya habían comenzado a devorarlo.

            Como le adjunto la relación del Sr. Presbítero Sarrade, pongo fin a esta carta, dejando otras cosas para la siguiente.

            Como siempre, de V. S. Ilma. y Rvma., afectísimo e ínfimo siervo en Nuestro Señor Jesucristo.

+ Federico

Arzobispo de Quito

Carta tercera

Gobierno Eclesiástico de la Arquidiócesis

Quito, 27 de Marzo de 1912

Ilmo. y Rvmo. Sr. Dr. Dn.

Ulpiano Pérez Quiñones,

Dignísimo Obispo de Ibarra

Ibarra

Ilmo. y Rvmo. Señor:

La narración de los sucesos del veintiocho de enero exige que le remita copia de algunos documentos sin cuya lectura esa narración quedaría incompleta. Los documentos que le remito a V.S. Ilma. son los siguientes:

Primero. Copia del telegrama de la señora Colombia Alfaro de Huerta. Este telegrama lo recibí el sábado 27, a las ocho de la noche poco más o menos: no lo contesté porque no quise darle yo a la señora una noticia tan terrible para ella y me quedé callado.

Segundo. Copia del telegrama del señor general don Leónidas Plaza Gutiérrez. Este telegrama no fue hecho directamente a mí sino al señor Agustín Cabezas, intendente de Policía, el cual me lo hizo entregar a mí y yo lo recibí a las siete de la mañana.

El señor Cabezas asegura que me lo mandó entregar en la misma noche y que el palacio no se abrió a pesar de haber golpeado las puertas y llamado al teléfono: así ha de ser. Pero, ¿a qué hora recibió el telegrama el señor Cabezas? En el mismo telegrama se expresa que fue recibido a la media noche: luego fue llevado al señor Carlos Freile Zaldumbide, para que él, como encargado del poder ejecutivo, lo viera primero y resolviera si se me había de entregar o no a mí; así lo refiere el mismo señor Cabezas en un folleto que, por orden del Gobierno, se imprimió pocos días después. Por lo tanto, sería la una de la mañana cuando se dieron los golpes a la puerta del palacio y se llamó al teléfono.

A esa hora, preguntaré yo: ¿qué podía hacer yo para salvar la vida de los presos? ¿Podía convocarse a esa hora la Junta Patriótica Nacional? ¿Era yo acaso el presidente de esa Junta? Supongamos que yo hubiera recibido el telegrama a la una de la mañana y que también la Junta se hubiera reunido antes del amanecer: ¿Qué hubiera hecho sino excitar al gobierno a que tome las medidas eficaces para seguridad de los presos? ¿Habría podido hacer algo más? ¿Tiene acaso la Junta bajo sus órdenes algún batallón de soldados? ¿Ejerce alguna autoridad sobre los celadores o gendarmes de la Policía? ¿Qué habría podido hacer la Junta?

Se ha asegurado y hasta por la prensa que el telegrama del señor General Plaza a mí no fue sencillo sino insidioso; ¿tuvo, en verdad, ese telegrama una segunda intención? Dejemos a Dios el juicio de las intenciones de los hombres: Dios es el único juez a quien nadie puede engañar.

Como V.S. Ilma. sabe, el palacio tiene portero: el portero duerme en el aposento contiguo a la puerta del palacio y, cuando en altas horas de la noche golpean, siempre se contesta. ¿Solamente en la madrugada del veintiocho no se oirían los golpes? Hay cosas que parecen raras pero que se explican fácilmente pues no sin razón en las Letanías de los Santos pedimos a Dios que nos libre del odio, de la ira y de la mala voluntad ajena.

Tercero. Mi telegrama de contestación al señor general Plaza. Tan pronto como supe que los presos habían entrado ya al Panóptico, creyéndoles salvados de todo peligro, me puse a escribir mi contestación al señor general Plaza pero aún no había acabado de copiarla en el papel de oficio o fórmula cuando llegó a mi conocimiento lo que en el Panóptico había sucedido: dejé, pues, la contestación para el día siguiente y, en efecto, la despaché el lunes.

Cuarto. Un ejemplar impreso de mi Súplica de la cual le hablé ya a V.S. Ilma. en mi primera carta.

Quinto y Sexto. Un telegrama del señor Dr. Dn. Clemente Huerta y de su esposa, la señora Colombia Alfaro, y mi contestación telegráfica.

Séptimo y Octavo. Mi carta privada al señor doctor Huerta y su respuesta a esta carta mía.

Me parece muy necesario que V.S. Ilma. conozca estos documentos, por lo cual le envío una copia de ellos.

Cuando el Sr. Gral. Dn. Julio Andrade regresó de la campaña me dio una copia de un telegrama que él me había dirigido desde Guayaquil y al cual yo no contesté nada porque no me fue entregado ni llegó a mi conocimiento. Le envío también una copia de este telegrama (Documento noveno).

De V.S Ilma. y Rvma, afectísimo e ínfimo siervo en Nuestro Señor Jesucristo.

+ Federico

Arzobispo de Quito

DOCUMENTO PRIMERO

TELÉGRAFO NACIONAL

Telegrama de Guayaquil

Quito, a 27 de enero de 1912

Hora de recepción: 5h45

Ilmo. Sr. Federico González Suárez

Arzobispo

En medio de mi desesperación acudo a usted como única áncora de salvación para conservarme la vida de mi idolatrado padre a quien llevan a esa ciudad como preso político; espero que U. oirá esta súplica de una hija, que en su importancia podrá hacer algo en favor de su padre que no tiene otra esperanza que en el Todopoderoso y en su representante en esta tierra.

Perdone Sr. mi abuso en molestarle y compadézcase de la desgracia.

Su admiradora y S.S.

Colombia Alfaro de Huerta

DOCUMENTO SEGUNDO

TELÉGRAFO NACIONAL

Telegrama de Guayaquil

Quito, a 27 de enero de 1912

Hora de recepción: 11 p.m.

Ilmo. Señor Arzobispo:

Apelo a los sentimientos humanitarios y cristianos para que emplee toda su influencia en favor de los prisioneros de guerra que son conducidos a Quito. Vele Ud. por la vida de estos señores, a fin de que la justicia cumpla con su deber. Un acto de sangre y de violencia sería un escándalo ante el mundo que nos exhibiría muy tristemente.

Apelo a U., apelo a la Junta Patriótica, apelo al noble pueblo quiteño para que todos reunidos cuiden a los prisioneros y contengan la ira popular que es inconsciente. La tragedia de ayer tiene consternada a toda la ciudad y hasta el pueblo que la consumó está arrepentido y avergonzado (se refiere al asesinato de Pedro J. Montero, ocurrido en Guayaquil. En el momento en que se iba a iniciar un supuesto ‘juicio’, un soldado disparó a Montero y el populacho lo lanzó por un balcón para luego arrastrarlo e incinerarlo en la Plaza de San Francisco de esa ciudad).

Deme una respuesta pronta pero respuesta tranquilizadora.

Soy del Ilmo. Señor

Leónidas Plaza Gutiérrez

DOCUMENTO TERCERO

Telegrama

Señor General Leónidas Plaza Gutiérrez

Guayaquil

Ayer, a las siete de la mañana, recibí su telegrama. Estaba escribiendo la contestación cuando aconteció la acometida del pueblo al Panóptico: así que los presos entraron al Panóptico creí que se había salvado la vida de ellos. No es posible que usted pueda ni siquiera imaginar la escena de ayer: lo menos unas cinco mil personas a quienes nadie podía contener. La fuerza militar fue arrollada y el Panóptico invadido.

Su atento servidor,

+ Federico

Arzobispo de Quito

Quito, 29 de Enero de 1912

DOCUMENTO CUARTO

Súplica

Ruego y suplico encarecidamente a todos los moradores de esta católica ciudad, que se abstengan de hacer contra los presos demostración ninguna hostil: condúzcanse para con ellos con sentimientos de caridad cristiana. Lo ruego, lo suplico en nombre de Nuestro Señor Jesucristo.

+ Federico

Arzobispo de Quito

Quito, 28 de Enero de 1912

DOCUMENTO QUINTO

TELÉGRAFO NACIONAL

Telegrama de Guayaquil

Quito, a 4 de Febrero de 1912

Hora de recepción: 10h50

Señor Ilustrísimo González Suárez,

Arzobispo

En la horrible desgracia de que somos víctimas, quisiéramos tener el consuelo de recoger los restos de nuestro padre el general Eloy Alfaro y de Medardo Alfaro su hermano para darles aquí sepultura. Conocedores de sus sentimientos humanitarios e inagotable caridad nos dirigimos a U. rogándole encarecidamente nos preste su eficaz apoyo para cumplir tan sagradas obligaciones (palabra ilegible) como sea posible.

De antemano presentamos a su Señoría Ilustrísima nuestra gratitud por tan importante favor.

Quedamos de su Señoría Ilustrísima, seguros servidores.

Colombia Alfaro de Huerta

E. Clemente Huerta

DOCUMENTO SEXTO

Telegrama

Señora Colombia Alfaro de Huerta

Guayaquil

Recibí hoy su telegrama: procuraré desempeñar su encargo con esmero. En esta misma semana le escribiré por correo el resultado.

+ Federico

Arzobispo de Quito

Quito, 5 de Febrero de 1912

DOCUMENTO SÉPTIMO

Gobierno Eclesiástico de la Arquidiócesis

Sr. Dr. Don Clemente Huerta

Guayaquil

Mi apreciado Señor:

El lunes recibí el telegrama firmado por Ud., y por la señora de Ud., y ese mismo día lo contesté. Me he puesto de acuerdo con el Sr. ministro de Estado a cuyo cargo están los asuntos de Policía y hemos resuelto que los dos cadáveres se conserven en Quito hasta que puedan ser transportados a Guayaquil, porque, pesadas todas las circunstancias presentes, no sería prudente exhumarlos ahora.

El cadáver del Sr. Medardo está sepultado en el mausoleo del Sr. Flavio, en el cementerio de San Diego y allí en el mismo cementerio, en un nicho separado se halla el cadáver del Sr. Eloy.

El cementerio pertenece a la Hermandad o a la Asociación Funeraria Nacional, y les he recomendado al presidente y al tesorero que manden cuidar con esmero el cadáver del Sr. General, padre político de Ud., espero, pues, que ese cadáver se conservará en paz hasta que llegue el día de enviarlo a Guayaquil.

Saludando atentamente a la Señora de Ud., me suscribo de ustedes, atento y seguro servidor.

+ Federico

Arzobispo de Quito

Quito, 8 de Febrero de 1912

DOCUMENTO OCTAVO

Ilmo. y Rmo. Señor Dr. Don

Federico González Suárez,

Arzobispo de Quito

Quito

Ilmo. Señor:

Recibimos el telegrama de V. S. I. en respuesta al que le dirigimos mi esposa y yo solicitando que nos enviara el cadáver del Sr. General Alfaro, mi padre político. Por el último correo recibí también la carta de V. S. I. que contesto hoy, agradeciéndole de todo corazón por los importantes favores que nos ha dispensado interviniendo personalmente en este asunto, proporcionándonos datos seguros y precisos acerca del paradero de los cadáveres del Sr. General y de su hermano y sobrino y, sobre todo, recomendando al presidente y tesorero de la Hermandad Funeraria Nacional para que manden cuidar con esmero el cadáver del general Alfaro.

Esta recomendación de V. S. I. será, sin duda alguna, acatada y pienso que debido a ella se conservará en paz el cadáver hasta que pueda ser exhumado y llegue el día de ser enviado a esta ciudad; no obstante, mi esposa y yo, rogamos a V. S. I. perdone nuestra insistencia al pedirle encarecidamente que, perseverando en su obra humanitaria, vigile por que el cadáver del general se conserve con toda seguridad.

Grandes son las obligaciones que la religión y la moral imponen a los hijos para con sus padres, pero no sólo el deber sino principalmente el afecto de mi esposa por el suyo, la consideración de haber fallecido el general de tan desgraciada manera, lejos de sus hijos y de todo auxilio humano, nos impulsaron a solicitar de V. S. I. intervención y ayuda para conservar siquiera los despojos.

Reiteramos a V. S. I. la manifestación de nuestra sincera gratitud.

Quedo de V. S. I., atto. y S. S.

E. Clemente Huerta

DOCUMENTO NOVENO

TELÉGRAFO NACIONAL – Repetición

Telegrama de Guayaquil

Quito, a 7 de Febrero de 1912

Señor Ilmo. González Suárez

Diga V. S. una palabra de conmiseración para con estos infelices prisioneros y salve al país de una vergüenza que nos haría aborrecible.

Julio Andrade


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REMHU, Revista Interdisciplinar da Mobilidade Humana, vol. 30, núm. 66

Acaba de sair o n. 66 da REMHU, Revista Interdisciplinar da Mobilidade Humana, com um dossiê sobre o tema: «Arte, migração e transformação». Todos os artigos estão disponíveis no site SciELO Brasil (www.scielo.br/remhu) e no portal da REMHU (www.csem.org.br/remhu).

REMHU, Revista Interdisciplinar da Mobilidade Humana, has just been published, with a dossier on the theme: «Art, migration, and transformation«. All articles are available on the SciELO Brazil website (www.scielo.br/remhu) and on the journal’s website (www.csem.org.br/remhu).

Confira abaixo o sumário (clicar no título)

EDITORIAL

As expressões artísticas como caminhos para preservar e abrir espaço a pessoas migrantes e refugiadas / Artistic expressions as ways to preserve and open space for migrants and refugees – Roberto Marinucci

DOSSIÊ: «Arte, migração e transformação»

Recursos performáticos da mobilidade senegalesa: agenciamentos sonoro-musicais migrantes no Brasil – Kelvin Venturin

Immigrant Song: a mobilidade internacional de bandas de Heavy Metal – Gleyber Eustáquio Calaça Silva, Duval Magalhães Fernandes, Leonardo Henrique Alves de Lima Nascimento

Cicatrices de la lengua poética chicana: poesía y testimonio en la obra de Lorna Dee Cervantes – Alejo López

Deriva e desterritorialização no processo de escrita dramatúrgica Odisseia 116 – Cleilson Queiroz Lopes

Conjuntos e comunidades autóctones andinas altiplânicas na cidade de São Paulo: panoramas temporais e espaciais – Cristina de Branco

Elaborações do traumático através da arte: refúgio, cultura e memória – Lucas de Oliveira Alves, Lucienne Martins-Borges, Ana Lúcia Mandelli de Marsillac

A arte enquanto potenciadora de inclusão social de refugiados e imigrantes. Estudos de caso, em Portugal – Cristina Santinho

ARTIGOS

Mudanças no Procedimento de Reconhecimento do Status de Refugiado no Brasil ao longo dos 25 anos da Lei 9.474/97 e seus impactos na proteção das pessoas refugiadas – Liliana Lyra Jubilut, Giovana Agútoli Pereira

Derecho a la salud de mujeres migrantes: el enfoque de dos organismos de Naciones Unidas – Renato Zerbini Ribeiro Leão, Felipe González Morales

Violência doméstica e saúde de mulheres migrantes bolivianas moradoras em oficinas domiciliares de costura na Grande São Paulo – Samantha Serrano, Denise Martin

Transnational Migration and Reconfiguration of the Family in Zimbabwe – Rose Jaji

Sobre afetos e fardas: gestão militar e emocionalidade em abrigos para venezuelanos em Roraima, Brasil – Iana dos Santos Vasconcelos, Sandro Martins de Almeida Santos

RELATOS E REFLEXÕES

Moustapha e a percussão sabar: um músico do mundo na capital do Brasil – Moustapha Diene, Ramila Moura, Kelvin Venturin

RESENHAS

Confini, Mobilità e Migrazioni. Una cartografia dello spazio europeo, por NAVONE, Lorenzo (ed.) – Roberto Marinucci


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¿Qué es una educación intercultural?

Después de las referencias anteriores a unos trabajos de Germán Flores Bonilla  y Efstathios Stefos, de cuya presencia en la ‘Tertulia en la Mitad del Mundo’ del pasado 29 de enero ya informamos, damos hoy a conocer este breve e interesantísimo artículo de María Laura Díez en Le Monde diplomatique, donde se advierte que los nuevos conocimientos y las articulaciones entre premisas, lenguajes, formatos y contenidos educativos “muestran limitaciones para legitimar prácticas educativas comunitarias y reconocer los derechos lingüísticos y culturales de algunos colectivos, como la población migrante y afrodescendiente».

En palabras de M. L. Díez, «aún se debate una interculturalidad como modalidad educativa restringida y dirigida a algunos ‘otros’, como si la diversidad pudiera clasificarse, recortarse y aislarse, como si no fuera una premisa o mandato que se disputa en el terreno de la educación común. Un error que a esta altura de nuestra historia es costoso y negligente».

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Díez, María Laura, “¿Qué es una educación intercultural?”, Le Monde diplomatique, suplemento, mayo 2021, pp. 89-90


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Alfonsina Andrade. Educación superior y comercio: la influencia de las instituciones económicas mundiales en la educación superior

De todos es conocido el interés prioritario que este blog viene concediendo al ámbito de la educación. Por eso, la pertinencia de esta interesante investigación de la Dra. Alfonsina Andrade, que alerta del riesgo de que la educación superior acabe por convertirse en un producto más del mercado.

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Resumen

Las instituciones económicas mundiales fueron creadas con la finalidad de reducir los impactos de las crisis en los países del mundo. En un principio, su papel se centró en la lucha contra la pobreza. En la actualidad, entre sus políticas han establecido lineamientos a través de los que deben regirse los sistemas educativos en el mundo. El objetivo del presente artículo es analizar el impacto que han tenido estos lineamientos dentro de las universidades y, principalmente, dentro de la universidad ecuatoriana. Para ello se han analizado los documentos expedidos desde el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio sobre educación superior, y se los ha comparado con las políticas públicas de educación superior que rigen en el país. Esto nos permitió clarificar que a pesar del rechazo por parte del gobierno ecuatoriano a las políticas neoliberales y de corte mercantilista en la educación superior, nuestro país sigue la senda marcada por estos organismos. La educación, poco a poco, deja de ser un derecho y se convierte en una mercancía. En este marco, las universidades dejan de producir conocimientos para producir profesionales a la medida de lo que requiere el mercado.

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Cita completa del artículo: Andrade, Alfonsina, “Educación superior y comercio: la influencia de las instituciones económicas mundiales en la educación superior”, Ecos de la Academia, vol. 4, núm. 8 (2018), pp. 63-74.

Acceso al texto.


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Eleder Piñeiro Aguiar y Manuel Ferrer Muñoz, “Las inseguridades del retorno: viajes de vuelta y las vueltas de los viajes”

Datos completos:

Piñeiro Aguiar, Eleder, y Ferrer Muñoz, Manuel, “Las inseguridades del retorno: viajes de vuelta y las vueltas de los viajes”, Barataria. Revista castellano-manchega de Ciencias Sociales, Número Extraordinario “Inmigración, nacionalidad, extranjería y Relaciones privadas internacionales”, núm. 19, 2015, pp.173-183

Para acceder al texto del artículo, basta pinchar el enlace al que remite el título.

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Este artículo, de cuya publicación se cumplen siete años, responde a las personales vivencias de sus autores, que, por razones académicas y profesionales, hemos ido de un lado para otro del mundo (países como Ecuador, Chile, México, Colombia o Italia han sido testigo de nuestras peripecias vitales antes de recalar de nuevo en España… de momento). La experiencia que hemos acumulado tras nuestros regresos a los respectivos lugares de origen avala las tesis que se exponen en la publicación que hoy recomendamos. Si bien el retorno constituye una fuente de alegrías, no faltan disgustos e insatisfacciones ante la evidencia de que “no todo el monte es orégano”, pues la idealización de la propia tierra, inevitable desde la distancia, encubre realidades poco ilusionantes apreciadas con nitidez tras el regreso. La enumeración sería tediosa y, en el caso de quien suscribe este texto, desaconsejable para su estado emocional. Por señalar un solo elemento de frustración y a título personal diré –en mi condición de Manuel Ferrer Muñoz- que resulta desmoralizador ver la degradación de nuestro marco de convivencia y el encogimiento progresivo de libertades y derechos ciudadanos: fenómenos paralelos y asociados al crecimiento desorbitado del poder del Estado y de la burocracia administrativa que le sirve de tentáculos.

Resumen del artículo:

Las migraciones son parte consustancial de la globalización y, por tanto, construyen formas de entender la relación ‘nosotros-otros’ en un plano de ampliación de la ciudadanía. Comprender un fenómeno como el del retorno migrante resulta clave a la hora de analizar la gobernabilidad global, las expectativas ante el sistema capitalista o las capacidades de los imaginarios para explicar las migraciones. Con estas líneas se trata de problematizar un concepto en constante construcción académico-política, como es el del retorno, para relacionarlo con la seguridad ciudadana y las relaciones entre minorías y mayorías.


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Manuel Ferrer Muñoz. El culto a los héroes y el patriotismo en el Ecuador: el caso de Esmeraldas

Una reciente publicación de nuestro blogLa volatilidad del héroe– ha reavivado un interesante debate en torno a la necesidad de ‘nacionalizar la historia’ que condujo a la incorporación a los libros de texto de prototipos heroicos que justificaran la exaltación del pasado ‘nacional’. El artículo que hoy se presenta analiza un caso particular de esa manipulación del pasado al servicio de un propósito de reforzamiento identitario.

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Datos completos

Ferrer Muñoz, Manuel, “El culto a los héroes y el patriotismo en el Ecuador: el caso de Esmeraldas”, Revista Hispanismo Filosófico, 24, 2019, pp. 45-63

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La preocupación por nacionalizar la historia, constante en los libros de texto de ciencias sociales elaborados según las directrices de los gobiernos de turno, se ha traducido habitualmente en la incorporación a esos manuales de la figura del ‘héroe’ que simboliza la encarnación de los valores patrios. En este artículo se analizan tanto el modo en que esa tendencia ha inspirado la redacción de los textos oficiales de historia escritos en Ecuador como los criterios de selección de unos u otros héroes para cada período histórico, desde los tiempos prehispánicos a la época republicana. Y se muestra cómo el modelo de héroe criollo conformado durante el proceso emancipador empezó a ceder paso en tiempos relativamente recientes a otros paradigmas enaltecedores de la contribución de las poblaciones indígenas y afrodescendientes a la consolidación del Estado nacional.

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Víctor Manuel Santidrián Arias. Enrique Líster: el antimilitarista que llegó a general

Datos completos: Santidrián Arias, Víctor Manuel, “Enrique Líster: el antimilitarista que llegó a general”, Revista Universitaria de Historia Militar, vol. 7, núm. 13, 2018, pp. 423-439, ISSN: 2254-6111

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Resumen: Jesús Liste Forján (1907-1994) nació en una familia gallega pobre, de tradición cantera y campesina que parecía destinada a la emigración. Por lo tanto, sus orígenes sociales no parecen ser los más adecuados para convertirse, ya como Enrique Líster, en uno de los más conocidos jefes militares del Ejército Popular de la República. Sus contactos juveniles con formas de violencia intercomunitaria en Galicia, su emigración a Cuba, donde se produjo su socialización política, su militancia en el Partido Comunista de España —labrada en la Unión Soviética de los años 30 del siglo XX— y el estallido de la Guerra Civil son algunos de los factores que sirven para explicar una carrera militar que fue más allá de la derrota de la II República española. Fue después de su regreso de la URSS en 1935, donde recibió la formación adecuada, cuando su militancia le hizo entrar en contacto con el mundo castrense, tanto a través de la acción clandestina en los cuarteles —la llamada «actividad antimilitarista» que, en realidad, no pretendía generar actitudes antimilitaristas sino subvertir el orden del ejército tradicional, el ejército burgués— como por su participación en grupos armados relacionados con el Partido Comunista de España, las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas. Enrique Líster fue organizador de unidades militares del nuevo Ejército Popular de la República, al frente de las que tomó parte en gran parte de las principales batallas de la Guerra Civil y alcanzó el empleo de coronel. Finalizado el conflicto, Líster, que continuó su formación militar en la Unión Soviética y se encuadró en su ejército y en el de los de Polonia y Yugoslavia, se había convertido en uno de los referentes militares del PCE.

Texto completo en fuente original


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Nancy B. Iza Simba, y Lidia I. Díaz Gispert, La Transmisión oral de la lengua kichwua en niños de 0 a 3 años

Datos completos de la publicación:

Iza Simba, Nancy B., y  Díaz Gispert, Lidia I., “El Método Natural para la Transmisión Oral de la Lengua Kichwa en Niños de 0 a 3 Años, Comunidad Cambugán, Otavalo, Ecuador”, Revista Científica Hallazgos 21, vol. 4, núm. 3 (2019)

Resumen del artículo:

Los pueblos originarios, víctimas de varias formas de opresión en tiempos de la colonia y de exclusión aún en tiempos actuales, han demostrado su resistencia manteniendo sus características culturales, entre ellas, el idioma. Sin embargo, en los últimos años el uso de las lenguas nativas ha ido disminuyendo; es el caso del kichwa, lengua ancestral que manifiesta un decrecimiento en su transmisión oral a las nuevas generaciones.

En Ecuador existen 14 nacionalidades indígenas,13 lenguas y una población de 1.018.176 personas que se autodefinen como tales. Más de la mitad de esa población -591.448 personas- son kichwa hablantes, a pesar de lo cual esta lengua materna se encuentra actualmente en estado de vulnerabilidad, por la falta de transmisión intergeneracional.

La presente investigación nace con el propósito de formular una solución para contrarrestar la pérdida paulatina del kichwa, tomando como referencia una comunidad, y planteando como objetivo proponer el uso del Método Natural (Natural Approach) para la transmisión oral de la lengua kichwa en niños de 0 a 3 años de edad. Desde un doble enfoque, cuantitativo y cualitativo, se emplea una metodología descriptiva, de tipo documental y de campo, y se emplea como instrumento de recopilación de datos la técnica de la encuesta.

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Jacqueline Murillo. Repensar la evaluación formativa como parte de los procesos de aprendizaje

RECIE

Resumen

La evaluación formativa es un proceso de uso cotidiano en la actualidad. Convertido en una característica esencial a lo largo del aprendizaje, su versatilidad y múltiples interacciones con los participantes ha permitido su desarrollo más allá de las aulas, así como las relaciones entre el entorno y los avances teóricos, haciendo posible dilucidar resultados posteriores al proceso de enseñanza y validar la apropiación conceptual y la práctica.

Este trabajo de investigación pretende caracterizar el proceso de evaluación formativa, resaltando sus virtudes, características, aplicabilidad y trascendencia con relación a su papel en el acompañamiento, incidencia y formación de calidad del individuo, haciendo énfasis en los diversos métodos que desde la evaluación formativa se pueden desarrollar como complementarios al avance teórico formativo.

Cita completa del artículo: Murillo-Garnica, J. (2019). Repensar la evaluación formativa como parte de los procesos de aprendizaje. Revista Caribeña de Investigación Educativa (RECIE)3 (1), 82-94, https://doi.org/10.32541/recie.2019.v3i1

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