
Nuccio Ordine, reciente Premio Princesa de Asturias Comunicación y Humanidades 2023, reivindica a los maestros y pide mejorar el reconocimiento social y económico de la labor docente, sobre todo la más escondida y sacrificada. Reproducimos a continuación algunos fragmentos de la entrevista realizada por José María Sánchez Galera, que puede leerse en su integridad mediante el siguiente enlace.
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He dedicado este premio a los maestros, a los profesores que en el silencio de los lugares más pobres del mundo cambian la vida de los estudiantes. Hoy en día el trabajo de un maestro no está apreciado en nuestra sociedad. Los maestros no tienen dignidad económica y social. Por eso es muy importante defender la enseñanza, defender los maestros. Hay muchos rectores, muchos ministros, muchos profesores que piensan que la escuela moderna está concebida para las pizarras conectadas y los ordenadores. Es una mentira, no es verdad. La buena escuela la hacen solo los buenos profesores.
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–Junto con esta necesidad de reconocimiento social y económico, ¿también se debería permitir a los maestros volver a transmitir más contenido en sus aulas?
–Sin duda. Porque hoy se piensa que tenemos que enseñar sólo las disciplinas que permiten buscar trabajo. Esa es una visión horrorosa de la educación. Pienso, por ejemplo, en el discurso de Boris Johnson hace algunos meses a los estudiantes británicos. «Tú tienes que elegir las disciplinas que te permitan ganar dinero», decía. Esta no es manera de formar a estudiantes. Esta es una manera de corromper a los estudiantes. Hacer creer que tú tienes que estudiar para ganar dinero significa perder completamente el sentido de la educación. La verdadera tarea de la educación es formar ciudadanos cultos, ciudadanos que tengan sentido crítico, que puedan decir «no» a los falsos valores de la sociedad. Hoy en día la escuela y la universidad son lugares donde los falsos valores de la sociedad se están difundiendo. Hoy la tarea principal de la escuela, de la universidad es formar soldaditos, consumidores pasivos, formar jóvenes que tengan ganas de hacer dinero. Esto para mí es horroroso, horroroso. Yo pienso que la escuela y la universidad, como decía el gran filósofo alemán Kant, tiene que ser un lugar crítico, un laboratorio donde los jóvenes aprendan a decir no, aprendan a razonar con su propia cabeza. Por eso es muy importante defender la verdadera escuela y la verdadera universidad.
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No puede existir una humanidad humana sin los saberes considerados –injustamente– no útiles en nuestra sociedad porque no producen provecho. Sin la música, sin la literatura, sin la filosofía, sin las obras de arte, el mundo sería un lugar horroroso. Un mundo egoísta. Por eso estoy defendiendo estos saberes en una educación abierta a otra visión del mundo. Hoy leer una poesía, escuchar un concierto de música clásica, admirar Las Meninas de Velázquez, se considera una pérdida de tiempo. No es verdad. Escuchar música, mirar un cuadro, leer una poesía significa ganar tiempo. Ganar tiempo para ti mismo y para los demás. Significa hacer nuestro tiempo más humano.
[…] Hace algunos días he visitado un pequeñito pueblo de Colombia, un pueblo palafito en la laguna de Ciénaga, que es de esos lugares propios de la obra de Gabriel García Márquez. En este pueblo palafito he hablado con un profesor que cada día recorre dos horas en moto y dos horas en lancha para ir a enseñar: cuatro horas para ir, cuatro horas para regresar. ¿Qué dignidad tiene su trabajo? ¿Cuál es su sueldo? Nada. Nada. Este profesor está haciendo un trabajo enorme, porque puede permitir a jóvenes –que no tienen posibilidad de aprender– estudiar y conocer. Cada día hay un pequeñito milagro en América Latina, en España, en un lugar perdido de Calabria, donde hay un profesor que cambia la vida –en silencio– de los estudiantes. Es muy importante hoy en día hacer que el trabajo del profesor tenga dignidad social y dignidad económica.