
Pedro Sánchez –lo dicen muchos que lo conocen- es un desalmado, una persona sin alma, una mala persona.
Pregunten, si no, a Alfonso Guerra, Javier Lambán, Susana Díaz, José Luis Ábalos, Iván Redondo, Joaquín Leguina, Nicolás Redondo…, todos ellos socialistas o colaboradores del aspirante a pequeño zar en su gestión al frente del Ejecutivo español, y todos coincidentes en su rechazo del sectarismo de quien condena y acosa y derriba a quien no le baila el agua.
Se vale de una formación política de raigambre histórica, como es el PSOE, y usa a las personas para su beneficio exclusivo; y, cuando no le resultan útiles, las deja tiradas.
El último sorteo de la Lotería Nacional develó una de esas facetas siniestras de quien va por la vida ignorando, despreciando, mirando de lado, atendiendo sólo a su medro.
Perla, una camarera de origen peruano que vino a España hace años a buscarse la vida, a quien ha tocado el Gordo de Navidad, ha tenido unas palabritas de no-agradecimiento a Sánchez. Según declaró a los medios de comunicación, trabajaba en la cafetería del Palacio de la Moncloa hasta que Sánchez hizo limpieza: “Nos retiraron a los trabajadores que llevábamos muchos años allí. Cuando entró el señor Sánchez, lamentablemente hubo problemas. Yo soy una de las trabajadoras de la cafetería de la Moncloa”.
23 diciembre, 2022 en 10:33 am
César Antonio Molina, socialista, que fue excelente ministro de Cultura con Zapatero, no se ha mordido la lengua y se ha despachado a gusto al exponer su opinión sobre el pequeño y abominable sátrapa, que ha emprendido la destrucción de un Estado-Nación para encaramarse a la cúspide de sus ruinas: https://www.elimparcial.es/noticia/247362/