
Paulatinamente se avanza en la concreción de las directrices del real decreto que estableció los contenidos mínimos que deben conocer los estudiantes de secundaria, una norma que pretende acabar con las altas tasas de abandono escolar y repetición de los alumnos a costa de reducir a mínimos el nivel de exigencia.
Una de las principales novedades es que los alumnos podrán pasar de curso con suspensos. Será el equipo docente el encargado de decidir si el estudiante pasa de curso independientemente de las asignaturas que tenga pendientes, una medida muy criticada por el sector educativo y los grupos de la oposición al entender que va en contra «de la cultura del esfuerzo».
Además, los alumnos no recibirán calificaciones numéricas, sino que serán evaluaciones de insuficientes, suficientes, bienes, notables y sobresalientes. Queda por ver cómo se adapta el profesorado al cambio ya que el anterior modelo era el utilizado para realizar medias o recibir becas.
Otra de las características de este decreto será el sistema competencial basado en la aplicación de conocimientos por encima de los estándares de aprendizaje desplazando la relevancia de los contenidos. Así, se dan situaciones como que el concepto de perspectiva de género se incluye en casi un centenar de ocasiones en todas las asignaturas mientras que conocimientos hasta ahora básicos se ven eliminados.
En Historia, por ejemplo, no se hace mención de contenidos como la Conquista de América o la Guerra Civil pero sí a la difusión de otras culturas como la del pueblo gitano o el análisis crítico de los roles de género, así como las formas de violencia contra las mujeres.
En matemáticas, el currículo incide en el dominio «de destrezas socioafectivas», en la línea del real decreto ya aprobado de Primaria.