
El profesorado critica el caos que ha generado la implantación apresurada y sin recursos de la nueva ley mientras trata de adaptarse a los nuevos métodos de la Lomloe sin haber recibido formación alguna para hacerlo.
Siete comunidades tenían sin aprobar los temarios escolares a una semana de que comenzara el curso.
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“¿Alguien tiene algún modelo de programación de Lomloe para Primaria? ¿Y alguna programación anual Lomloe?”. “Soy profesora de Geografía e Historia en Andalucía y este año me toca hacer la programación de 1º y 3º de la ESO. A ver si entre todos sacamos algo en claro”. “Te acompaño en el sentimiento”. “Pregunta: ¿los elementos transversales desaparecen con la Lomloe?”. “Estoy amargado con el tema de las situaciones de aprendizaje. No sé si los saberes se siguen organizando en unidades didácticas y dentro van las situaciones de aprendizaje o si todo es situación de aprendizaje”.
Lo anterior es una pequeña muestra –diminuta– al azar de los mensajes que saturan estos días un grupo de Telegram en el que más de 5.000 profesores de toda España intentan aclararse sobre qué deben hacer este año y cómo implementar la nueva ley educativa en sus aulas. Docentes que tratan de navegar por los nuevos términos, métodos de trabajo, de evaluar y plantear las clases que impone la Lomloe, indignados por la premura con que se ha bajado la ley a los centros educativos y la poca o nula formación y recursos que han ofrecido las administraciones. Se sienten, una vez más, abandonados a su suerte y condenados a buscarse la vida.
“Si me va a llevar más tiempo interpretar la norma y programar que preparar mis clases es porque claramente el desarrollo legislativo de la Lomloe falla. La documentación [debe estar] al servicio del profesorado, y no a la inversa”, escribía una docente en Twitter hace unos días. “Llevo meses leyendo al profesorado intentando desgranar los artículos, dilucidar lo que quieren decir en tal o cual párrafo y decidir si programan así o asá. Así, no. Las diferentes consejerías deberían darnos modelos a los centros para que solo tuviéramos que adaptarlos a los mismos, y no tener a todo el profesorado del país haciendo el mismo trabajo pero interpretado cada uno a su manera, o a la manera de su dirección o inspección”.
Jesús Marrodán, presidente de la Unión Sindical de Inspectores de Educación (USIE), comprende las dificultades. “El problema es que si coges el artículo 6 de la Lomloe, que explica qué es el currículo, y lo comparas con el artículo 2 de cualquiera de los decretos [de desarrollo] aparece una terminología diferente. Aparecen el perfil de salida, las situaciones de aprendizaje… Ahí está el descuadre para el profesorado. Objetivos, contenidos, criterios de evaluación, competencias… todo eso ya estaba. Pero los nuevos elementos generan dudas. Por eso hemos pedido formación. Para inspectores, pero sobre todo para profesores y equipo directivo. Hay que apoyar a la gente con formación y asesoramiento”, sostiene.
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