
Allá en los tiempos de Maricastaña… ¿Pero sabes quién era Maricastaña?
Es hora de echar una canita al aire y de reencontrarnos con la cotidianidad más entrañable, ésa que nos envuelve y nos zarandea, la misma que nos arranca risas y, a veces, nos hace llorar. Hablemos de un personaje misterioso y escurridizo, presente en muchas conversaciones, sin que nadie repare en que se trató de una persona de carne y hueso, ¡gallega para más señas! (al menos ésta es la versión más creíble y difundida, aunque no deje de encontrar sus críticos).
Al parecer, esta señora, que vivía en el coto de Cereixa (actual concejo de Puebla del Brollón, en Lugo), encabezó una protesta de plebeyos contra el despotismo ejercido por Pedro López de Aguiar, obispo de Lugo. Los abusivos tributos que éste cobraba a la población con el beneplácito de la Corona de Castilla (de la que dependía Galicia en aquellos tiempos) la llevaron, el 18 de junio de 1386, a liderar una importante revuelta que se saldó con la muerte de Francisco Fernández, mayordomo y recaudador de impuestos del obispo.
María, acusada de incitar la revuelta y de asesinato, con el concurso de su esposo y de sus dos cuñados, hubo de hacer donación a la Catedral de las heredades que poseía la familia en Cereixa, y de comprometerse al pago de una elevada cantidad, en concepto de indemnización. De esa manera, se convirtió en toda una heroína local, cuya atrevida conducta sirvió de ejemplo a sus vecinos. La gesta de Maricastaña fue pasando de boca en boca y de pluma en pluma, incluida la de Miguel de Cervantes (“el tiempo de Maricastaña, cuando hablaban las calabazas”, se lee en El casamiento engañoso, una de sus Novelas ejemplares), y sus gestas calaron tan hondo en el recuerdo colectivo que hasta el día de hoy la mencionamos… eso sí, desde la total ignorancia de quienes, por haber descuidado el aprendizaje de la historia, nos perdemos de la misa la mitad (si es que no el 100%).
3 octubre, 2022 en 9:05 pm
Así, sin reparar en la historia, hubiera podido pensar que Maricastaña es una leyenda…. por fortuna hoy nos refrescas con este «trozo» de historia olvidada de esta mujer ejemplar en tiempos que hubieramos pensado alegremente, ninguna mujer se hubiera atrevido a desafiar las leyes de la sacra imposición del tributo. Gracias por refrescarnos sobre esta anónima mujer que sirvió de inspiración a Cervantes para su novela, El casamiento engañoso.