
Hemos querido recoger aquí una breve reseña de este libro, del que se ha informado ampliamente en entradas anteriores, disponible de momento en formato digital, en tanto se lleva a cabo la prevista edición impresa.
Interesa advertir que a través de la inserción en las redes sociales de fragmentos de esta publicación ha podido verificarse el enorme atractivo que una investigación de estas características suscita entre vecinos de la localidad y de su entorno comarcal, hasta el punto de que diariamente se suman miles de lectores, emocionados al redescubrir a personajes emblemáticos del pueblo.
La inserción de un breve pasaje, elegido al azar, proporciona una muestra elocuente de esa cercanía afectiva, que tanto cautiva al lector. En un contexto en que se describe el día a día contemporáneo de las personas mayores del pueblo, se rememora una ‘institución’ que tradicionalmente funcionaba como acogedor espacio para la información y el entretenimiento: Más amables resultan las visitas a las peluquerías, aunque hoy hayan perdido la formalidad y el encanto de otros tiempos en los que el servicio incluía también el afeitado de la barba y el repaso de las novedades del pueblo. Eso sí, el mes de enero nunca ha sido propicio para los profesionales que se dedican a tomar el pelo a sus clientes, por el arraigado convencimiento de que, “si te pelas en enero, estarás todo el año pelado de dinero”.
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El lenguaje es una parte importante de la cultura y nos permite transmitir la cultura de los pueblos. Desde que nacemos vamos aprendiendo las costumbres y tradiciones de nuestros pueblos mediante el uso de la palabra.
La memoria de los pueblos no solo se encuentra en los escritos de historiadores y cronistas, sino también en las vivencias personales de un grupo o localidad, y esto nos permite adquirir un conocimiento integral de la sociedad y su entorno. Estos relatos se constituyen en parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de los pueblos
Es lamentable que ésta y otras formas de patrimonio cultural de los pueblos se encuentren en peligro de desaparecer por la rápida expansión de la urbanización y el avance de las tecnologías de la comunicación e información, que reemplazan los relatos tradicionales al interior de los hogares y los pueblos.
Ahí radica el interés de este libro sobre Benamocarra, que nos permite conocer a sus gentes, sus costumbres y su gastronomía, y constituye un aporte importante para conservar el patrimonio cultural de esta localidad, por cuanto nos permite conservar la memoria del pueblo, detener el tiempo y superar las distancias. A través de la magia de los relatos que integran el libro, cada día volveremos a entrar en la iglesia, cantaremos las rondas infantiles, conversaremos con los vecinos, acariciaremos a los niños y saborearemos los buñuelos y los churros de Benamocarra.