
El decreto que implanta este nuevo atentado al aprendizaje de la historia de España incurre en aberraciones que han suscitado el escándalo indignado de los profesionales de la historia, por cuanto no hace mención alguna a la historia de España anterior a la Constitución de 1812. En consecuencia, no dedica un solo párrafo a la romanización de la Península, ni a la Reconquista ni al Descubrimiento de América. Conclusión: ¡España data de principios del siglo XIX!
Según las luminarias que han contribuido a la plasmación de ese engendro legislativo, se contemplan sólo aquellos hechos que han llevado a la «convivencia democrática» actual.
En sucesivos textos iremos desgranando los errores y los horrores de esta nueva abominación de unas autoridades educativas que no merecen ya ningún respeto.
Para que nuestros hijos alcancen a conocer algo de historia de España será preciso taponarles los oídos cuando acudan a los centros docentes, maniatados por un programa desquiciado, y acudir a espacios no ideologizados y competentes que analicen el pasado con perspectiva crítica y no instrumentalizada.