
¡Qué cara más dura! Cualquier pretexto les sirve para desescolarizar a los niños.
¡Ay, qué peligro! Hasta han encendido una fogata.
Y, encima, no se habrán vacunado.
Habría que denunciar estos gestos retadores.
No importa que sean náufragos en una isla desierta. Las normas son claras y están para ser cumplidas.