
Un interesante documental, grabado hace un siglo, que muestra una imagen idílica de la hermosa ciudad de Quito. En honor a la verdad, es preciso añadir que la cámara atiende con carácter preferente a las clases adineradas, por lo que se trata de una visión muy sesgada de una ciudad donde existían tremendas diferencias sociales y donde la numerosa población indígena vivía -como en parte vive hoy- en condiciones de marginalidad.
Este impresionante testimonio gráfico nos traslada a una época que, para sus protagonistas, constituía el marco aparentemente inalterable de unas aventuras vitales todas las cuales cesaron ya hace muchos años.
La vida sigue, y tal vez reincidimos en la misma errónea apreciación de que atrapamos y congelamos el tiempo para aferrarnos a la vida. Lo cierto, sin embargo, es que el tiempo se nos escurre como el agua entre las manos.