
En continuidad con una entrada reciente sobre el mismo tema, después de varias publicaciones centradas en la educación, que constituye el leitmotiv del blog desde principios de año, reproducimos este artículo, que desvela las trampas de una mentira institucionalizada. En sucesivos encuentros con los usuarios de SAICSHU iremos explicando cómo afectará a los contenidos del blog esta aguda toma de conciencia.
_____
Hoy voy a usar a las revistas científicas como un modo de mostrar el viejo dicho de “hecha la regla, hecha la trampa”. Es una frase muy manida que en este caso va muy bien, pues sin duda el sistema de funcionamiento de las revistas científicas es una estafa en toda regla.
Entonces, empecemos por el principio. Para un académico, como yo, existen requisitos para poder acceder a las plazas de profesor, así como para las mejoras de las mismas. Uno de los requisitos más habituales en estas, y de más peso en los currículums académicos, es el número de artículos publicados en revistas de impacto revisadas por pares. Se supone que, si has realizado una investigación y se publica en una de estas revistas de máximo impacto (que son las que más demanda tienen), es porque es un buen trabajo y, por tanto, merece reconocimiento. A mayores, publicar en esas revistas da gran visibilidad a tu trabajo, lo cual aumenta las probabilidades de que sea citado y referenciado por otros, reforzando con ello el impacto del mismo y el peso de ese artículo en el currículum.
Y ahí es donde comienza la estafa. Un científico ha completado su trabajo y escrito un artículo y decide enviarlo a una revista concreta. Sigue sus normas de publicación, comprueba que está todo correcto y le da a enviar. En ese momento le llega a la revista, que comienza a evaluar ese artículo. La revisión en teoría es ciega, el que revisa no sabe quién es el que escribe, pero pese a no saber el nombre, el revisor sin duda va a buscar ciertas cosas: si dice lo que la revista quiere que diga, si cita a quien hay que citar, etc. De ello se derivan numerosos problemas en torno a escándalos académicos que han tenido lugar, debido a que numerosos artículos profundamente ideologizados han sido aceptados en revistas académicas siendo, sin embargo, falsos.
Pingback: Declaración de intenciones del Servicio de Asesoría sobre Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades | ICSH
31 enero, 2022 en 10:04 pm
Siempre he dicho que pagamos tres veces por lo mismo y nos callamos como p*tas: la primera, al hacer la investigación, muchas veces usamos nuestros propios recursos porque en las universidades nunca hay dinero para investigar; la segunda, a la hora de publicar, casi siempre revistas de pago si queremos celeridad en la publicación; y la tercera, cuando accedemos a buscar las publicaciones a estas bases de datos donde hay que pagar por leer.
Por eso hay que defender a muerte a SciHub.
31 enero, 2022 en 10:49 pm
En efecto, el docente-investigador es el más tonto de los tontos, y se recrea en ser explotado. Lo triste es que nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato, por la cobardía imperante.