
Este artículo de Pilar Ferrer disecciona la figura política de la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, que, tal vez olvidada de que ocupa un alto cargo en la Administración pública española, que le permite beneficiarse de unos ingresos con los que no podía siquiera soñar hace unos meses, a causa de su personal insolvencia, se comporta como una irresponsable agitadora juvenil, insolidaria con sus compañeras de gobierno y siempre dispuesta a exhibir músculo revolucionario aun a costa de las más elementales lealtades. En su bipolaridad, ha perdido la noción de la realidad, por cuanto es corresponsable de las decisiones que adopta un gobierno del que forma parte gracias a la generosidad de su mentor, el inefable Pablo Iglesias.
¡De activista callejera, nula experiencia de gestión y un currículum profesional en blanco, a ministra del gobierno de España! El balance profesional de Ione Belarra, secretaria general de Unidas Podemos por el dedazo de Pablo Iglesias, no puede ser más pobre.
“Desde su fulgurante ascenso ha enchufado a su pareja, Ignacio Eduardo Ramos, como asesor en el grupo parlamentario en el Congreso de Unidas Podemos, en la Secretaría de Estado de su ministerio y en la Ejecutiva del Consejo Ciudadano Estatal del partido”.
El vergonzoso espectáculo del nepotismo practicado por la formación política a la que Belarra debe su meteórico e inexplicable ascenso en política debería provocar un seísmo en las bases del partido que, sorprendentemente, asienten sin rechistar a las más obscenas representaciones protagonizadas por miembros de Podemos, que se relamen de gusto al verse incorporados a una clase política a la que hasta hace muy poco llamaban ‘la casta’.