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Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades

Goyo G. Maestro. Sendero Luminoso en Perú

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Sendero Luminoso abrió una nueva era de violencia y terror profundo en los rincones más escondidos de Perú, que dejó miles de víctimas entre 1980 y 2000 ante la incapacidad del Estado para poner fin a un ciclo inédito de sangre y miedo. Aunque la organización maoísta se replegó a principios de este siglo, debilitada y dividida tras la detención de la cúpula, cada cierto tiempo asoma los colmillos y propina un zarpazo contra objetivos militares y civiles en zonas vulnerables de Perú. En 2006 el Gobierno decidió doblegar militarmente a los restos de la organización mientras su líder Abimael Guzmán era condenado a cadena perpetua.

¿Cuándo y por qué surge Sendero Luminoso?

Sendero Luminoso fue creado Abimael Guzmán en 1969 junto a un grupo de once personas del Partido Comunista-Bandera Roja, que decidieron fundar una versión renovada del partido que muy pronto recibió el nombre de Sendero Luminoso. Su aparición se produjo tras década y media de gobierno militar, justo cuando la democracia de Perú comenzaba a despegar. En poco tiempo se convertiría en el movimiento armado más importante de la historia peruana contemporánea. A primeros de los ochenta decidió establecer una guerra prolongada contra el Estado. Su primera acción en este sentido tuvo lugar el 17 de mayo de 1980, un día antes de las elecciones generales que ganaría Fernando Belaúnde, con la quema de papeletas en un pueblo de los Andes.

Su prioridad era iniciar “una guerra popular” en Perú a partir de una ideología basada en el pensamiento marxista, leninista y maoísta. Su acción se caracterizó por cometer actos guerrilleros y violentos para doblegar al Estado. El nombre de Sendero Luminoso surgió de una frase de José Carlos Mariátegui, fundador del Partido Comunista peruano, en la cual exponía que a través del marxismo-leninismo “se abría el sendero luminoso que encaminaría hacia la revolución en Perú”.

Su objetivo era llevar a cabo la revolución por medio de la lucha armada y colocar a la gente del campo en un lugar de máximo protagonismo frente a la ciudad. La última etapa de su estrategia sería sustituir las instituciones burguesas por organizaciones que representaran la revolución del campo, siguiendo la estela de la revolución cultural de Mao Tse Tung en China, pero con un enfoque menos militarista y más político.

Los senderistas estaban muy alejados de Fidel Castro y el Gue Guevara. Para ellos Salvador Allende era un reformista sin más. Los métodos tan radicalmente violentos de Sendero le alejaron del resto de las guerrillas de izquierda que emergieron en América Latina en los años sesenta y setenta.

¿Cuál era la estrategia de Sendero Luminoso?

La organización fue haciéndose con el control de poblaciones enteras mediante una política de terror. Mataban a los que colaboraban con las autoridades, pero también a los comerciantes que subían los precios. Mataban por igual a hombres que a mujeres y niños. En 1982 dieron uno de sus golpes más espectaculares con la “liberación” de la prisión de Ayacucho, que acabó con la estampida de más de 200 reclusos. Fue entonces cuando el Estado comenzó a tomar en serio la amenaza que representaba esta organización ordenando el envío de soldados a la zona.

El Gobierno de Belaunde (1980-1985) cedió el control de nueve regiones a los militares y declaró en ellas el estado de emergencia. Los militares se emplearon con dureza para acabar con los guerrilleros senderistas, y en muchos casos practicaron la tortura y las ejecuciones extrajudiciales.

Los críticos con el Gobierno de la época denunciaron que el Estado fue incapaz de brindar alternativas políticas para impedir que muchos campesinos se incorporaran a la guerrilla. Para muchos de esos habitantes del Perú profundo, el grupo de Guzmán fue una esperanza frente a un Estado que dejó en el olvido y en la pobreza a grandes capas de la población. “Sendero Luminoso es la respuesta a toda la violencia que contiene la historia de Perú”, sostiene el antropólogo Rodrigo Montoya. Aun así, tras la llegada al poder en 1985 de Alan García el grupo maoísta comenzó a debilitarse, una inercia que se vio frenada a partir de la presidencia de Alberto Fujimori desde 1990. Fujimori decidió centrarse en los problemas económicos en detrimento de la seguridad.

¿Quién era el líder del grupo terrorista?

Abimael Guzmán (1934) fue el líder y fundador de la organización. Los seguidores de Guzmán, conocido como “camarada Gonzalo, decían de él que era la “cuarta espada del comunismo” después de Karl Marx, Lenin y Mao. Pasó por las aulas de la universidad de San Cristóbal de Huamanga, donde ejerció de catedrático de Filosofía a principios de la década de 1960. “Era un hombre culto, sensible, un hombre con muchas cualidades personales y profundo conocedor de la realidad nacional”, le dijo al periodista Vicente Romero el historiador Efrain Morote. En 1965 visitó China y de allí se trajo el pensamiento revolucionario que después aplicaría en Perú.

Está en prisión desde el 12 de septiembre de 1992 y cumple una condena a cadena perpetua desde 2006 por los atentados y asesinatos que cometió Sendero en los años que estuvo al frente de la banda. Uno de ellos fue la masacre de Lucanamarca, en 1983, piedra angular del juicio que acabó con su detención al aportar “contundentes pruebas para la sentencia condenatoria”.

Hasta su captura, dirigió durante 12 años los atentados y asesinatos más violentos de la historia peruana del siglo XX, en los que fallecieron policías, soldados, campesinos y profesionales urbanos. Guzmán atacó especialmente a aquellos que se oponían a su ideología, como alcaldes, funcionarios y profesores de escuela, pero también a cientos de campesinos, un grupo que quedó atrapado entre la violencia de la guerrilla y la represión de las fuerzas de seguridad. Su estrategia de terror hizo que Sendero nunca gozara del apoyo de las clases populares. “Tienen una extraordinaria soberbia, que acaso se explica por la extracción social de la mayoría de sus dirigentes. Se creen los depositarios de la verdad revolucionaria no solo en el Perú sino en todo el mundo”, afirmó Alfonso Barrantes, alcalde de Lima en los años ochenta.

La caída de Guzmán, en pleno gobierno de Alberto Fujimori, se debió más al empeño de los agentes de policía que le seguían la pista que a la estrategia planificada del Gobierno para acabar con la inseguridad.

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