La izquierda política nos vende un producto que, donde se ha impuesto, generalmente por la fuerza, sólo ha dejado tras de sí muerte y miseria; y, sin embargo, nos lo vende como un sistema maravilloso a pesar de que abundan pruebas fehacientes del desastre humano y económico que ha generado.

No se puede crear riqueza, que es la única manera de aumentar la calidad de vida de los ciudadanos, eliminando el flujo económico que alimenta al Estado. Carece de sentido devorar el tejido productivo para traspasarlo al improductivo, que es el Estado. Si el flujo económico desaparece, lo hará el Estado.

Si se compara la situación de España con la de Venezuela, saltan a la vista unas diferencias importantes. Venezuela es un Estado que posee riqueza (petróleo y oro, para empezar) con la que puede seguir pagando a los sostenedores del régimen, militares y partidarios. El Estado español no posee riqueza, es sólo gasto. Venezuela es soberana y por eso emite moneda. España no es soberana ni puede emitir moneda desde hace tiempo: esto es una competencia del Banco Central Europeo.

Las revoluciones, como las guerras, necesitan dinero. Los ilusionistas de la izquierda, al echar abajo la economía, se autodestruirán, pues no podrán pagar los gastos del Estado, incluidos ‘palmeros y agradaores’. En resumen, son generadores de catástrofes, como se ve donde han ‘gobernado’. Esta es mi modesta opinión de ciudadano de pueblo y embarcado. Pienso así, y así espero que se recoja en esta plataforma.