
Sea cual sea la posición que se tenga en relación con este punto -que debe ser afrontado desde la libertad, con capacidad crítica y conocimiento de causa- recomendamos la lectura de esta larga reflexión, respetuosa, serena y sustentada en informes y estudios de entidades más que respetables.
Por la cuenta que nos trae, admitamos siquiera sea por un momento que el uso de las mascarillas en los colegios sea contraproducente. Siéntate y lee sin prejuicios. Después podrás aplaudir o discrepar, pero no sigas el camino fácil de calificar el texto de ‘negacionista’ y de imitar el gesto del avestruz que se siente amenazada.
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Las mascarillas y otras medidas de supuesta higiene o seguridad están arrebatando la vida a nuestros alumnos, a nuestros hijos, a nuestros nietos. También al resto de la población, por supuesto, pero aquí me voy a limitar a defender a los que están en una posición de mayor debilidad y confían en quienes les están agrediendo. A pesar del poco tiempo transcurrido, ya hay una ingente cantidad de información de la que voy a sintetizar lo más esencial dejando que sigas el hilo de los enlaces para formarte una idea más completa sobre esta tragedia. Será duro, muy duro. Pero este es el desafío que nos ha tocado: podemos aceptarlo o podemos mirar a otro lado; esa es una decisión de cada cual.
El informe Efectos del uso permanente de mascarillas. Contribución a su difusión como medio de prevención de pandemias en medios escolares, elaborado por Antonio D. Galera, de la Universidad Autónoma de Barcelona muestra en primer lugar la inutilidad de las mascarillas como barrera mecánica, para -a continuación- describir, aportando las correspondientes referencias científicas, los efectos fisiológicos que producen en el aparato respiratorio, sistema nervioso, cerebro, corazón, sangre y conducción de oxígeno, musculatura, piel, nariz y boca, metabolismo y sistema motor.
Asimismo, el informe recoge daños en el ámbito afectivo y en el social, así como afectaciones neurovegetativas y hormonales. Por último, el informe cita las conclusiones de la doctora Margareta Griesz-Brizzon, especialista en neurología y neurotoxicología, advirtiendo que el uso de mascarillas produce daños neuronales y degenerativos y que por tanto es un crimen contra la humanidad y un abuso contra la infancia. La doctora Griesz-Brizzon también advierte que “ninguna exención médica para el uso de mascarillas es infundada porque la falta de oxígeno es peligrosa para todos los cerebros. La deficiencia de oxígeno inducida sistemáticamente es una contraindicación médica absoluta”. Finalmente, declara: “somos nosotros los responsables de lo que hacemos en el trabajo, no nuestros superiores laborales”.