Cada vez que un portavoz oficial comparece para dar datos sobre la pandemia de COVID-19 en España suele terminar su discurso con el mismo mensaje: una llamada a la precaución, al buen uso de las mascarillas y las prácticas higiénicas de la población. Día a día, los medios de comunicación, en los extensos bloques dedicados a la información sobre el coronavirus, ofrecen imágenes de grupos de jóvenes que no usan mascarilla, reuniones familiares sin distancia de seguridad… España es el país con peores datos de contagios de toda Europa y uno de los peores del planeta. Y en el discurso oficial parece querer instalarse que parte de la culpa la tenemos los ciudadanos: viandantes que no usan medidas sanitarias, los jóvenes y sus botellones, las reuniones familiares demasiado pobladas. ¿Es cierto? ¿De verdad el descontrolado aumento de los rebrotes se debe al descuido de los españoles de a pie?
Para esta pregunta la ciencia sí tiene una contestación y la respuesta es no, los españoles no somos culpables del drama al que nos estamos enfrentando. Al contrario, nos encontramos entre los países del mundo cuyos ciudadanos cumplen mejor las normas sanitarias contra la pandemia.
Lo demuestra, por ejemplo, un informe periódico elaborado por el Imperial College de Londres, sobre «Hábitos de conducta relacionados con la COVID-19». La última encuesta, publicada la primera semana de agosto, sitúa a España entre los cinco países del mundo mejor puntuados en responsabilidad ciudadana.
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A la luz de estos informes es evidente que la tentación de culpar a los hábitos de los españoles del descontrol de los contagios carece de cualquier sustento científico. El comportamiento ciudadano está entre los mejores de todo planeta. No así el control de casos procedentes a través de aeropuertos, el número de rastreadores, la calidad de las pruebas de diagnóstico PCR realizadas y su cantidad, el aprovisionamiento de recursos de atención primaria, la compra adelantada de medicamentos… en esos valores, como es sabido, andamos a la cola. «Qué buen vasallo, si hubiera buen señor».