En su época cumbre, la Universidad Autónoma del Caribe (Barranquilla, Colombia) alcanzó a tener 13.000 alumnos matriculados. En los últimos semestres la cifra llega a un promedio de 6.400. Para tratar de salvarla de la dura crisis financiera y académica que atraviesa, llegó a la rectoría a finales de abril el abogado Rodolfo Pérez. Pero, con un discurso sincero y claro, a las pocas horas de su posesión, declaró que “no tienen para comprar ni un borrador”.
La situación económica es tan delicada que, en palabras del mismo Pérez, podría ser la última oportunidad administrativa para salvar a la que en su momento llegó a ser uno de los referentes de la educación superior en Barranquilla y la región Caribe. Panorama nada alentador para varios cientos de empleados directos, sin contar a los profesores catedráticos.