Nuestra colaboradora María Rodríguez Almeida, a quien solicitamos información sobre el impacto de la pandemia del coronavirus en Francia, nos ha remitido una muy completa información sobre el actual estado de cosas en ese país, que sigue siendo poco receptivo -por decirlo de un modo suave- con los extranjeros carentes de documentación que avale su estancia, sin que los menores no acompañados disfruten de una mínima protección, con la triste consecuencia de que muchos se ven forzados a dormir en la calle. En sucesivas entradas del blog iremos dando acogida a esa acuciosa investigación.
Aunque los Centros de Retención Administrativa de inmigrantes en situación de irregularidad han cerrado en su casi totalidad, por el riesgo sanitario que comporta su continuidad, quienes permanecen retenidos viven en condiciones muy precarias, sin higiene y sin medidas eficaces de protección ante el contagio, que propician estallidos de violencia.
Particular dramatismo reviste la suerte de los ancianos magrebíes alojados en Hogares de Trabajadores Migrantes, muchos de los cuales han fallecido víctimas del Covid-19 después de una vida llena de penalidades: « avec l’épidémie, on va avoir des chibanis qui ont vécu dans 9 mètres carré toute leur vie et qui vont se retrouver à Rungis, ils vont être enterrés comme des soldats inconnus, ça me rend fou », fustige Salem Fkire, président de l’association Cap Sud MRE, qui a interpellé les autorités marocaines sur ce sujet.