Dinamarca y Noruega vuelven poco a poco a la normalidad mientras que Suecia permanece abierta, Finlandia adopta medidas híbridas e Islandia se centra en las pruebas gratuitas a la población. Así afronta la crisis una región con un bajo índice de mortalidad por coronavirus
3.011 muertos. Ese el total de fallecidos que suma una de las regiones de Europa con menos índice de mortalidad por el coronavirus: los países nórdicos. Pero pese a un estricto —y prematuro— control de la situación sanitaria y a un robustísimo Estado de bienestar que inyecta dinero a empresas y particulares cuando la economía peligra, en estas sociedades tremendamente igualitarias también ha habido diferencias en la gestión de la pandemia de coronavirus. Frente a la precaución noruega y danesa —que fueron los primeros en su región en tomar medidas restrictivas—, y a la preparación y contingencia de Finlandia e Islandia, sorprende la estrategia sueca: confiar en la responsabilidad individual, en el civismo de cada uno, para evitar la propagación del virus sin imponer grandes restricciones a los ciudadanos. ¿Resultado? En Suecia hay más de 2.100 muertos. En Noruega y Finlandia 201 y 190 respectivamente.