Ahí van unas cuantas reacciones -cosechadas al azar- al demencial eslogan acuñado por la ministra de Igualdad de España para popularizar el anteproyecto de ley de libertad sexual. Tal vez sería deseable de parte de ese Ministerio más consistencia jurídica y menos palabrería barata e irresponsable: que pregunten, si no, al prudente ministro de Justicia, obligado a tragarse acusaciones de machismo de un enloquecido Echenique, portavoz del grupo parlamentario de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados, por sus críticas a un borrador colmado de disparates y carente en muchos pasajes de técnica jurídica.
“El alcoholismo es un gran problema para quien lo padece y para su entorno, y a la ministra de Igualdad (cuesta trabajo que Montero ocupe un asiento en el Consejo de Ministros) le parece estupendo volver borracha a casa”.
“La frase es lo de menos, pero demuestra donde ponen el foco; una ley que solo tiene palabrería, que no mejora en nada lo existente”.
«A mis hijas, aunque sean mayores, no las quiero ver borrachas».
A continuación remitimos a la carta de Fernando Ónega a Irene Montero, de la que se ha tomado la última frase:
“Mi código de valores –que también lo tengo, créame– todavía me dice que beber no está bien; que beber sin moderación no es exactamente una virtud, que las autoridades públicas no dan el mejor ejemplo al publicitar la borrachera y que, por lo tanto, la borrachera no debiera ser aceptada con toda naturalidad y asumida como eslogan por un ministerio del Estado. Solo es una opinión, señora Montero. Pero a mis hijas, aunque sean mayores, no las quiero ver borrachas. Aunque usted grabe ese mensaje con letras de oro en el Ministerio de Igualdad.