La complicidad entre Lenín Moreno y Rafael Correa comenzó a resquebrajarse apenas un mes después de la sucesión, en 2017, cuando el presidente actual de Ecuador descubrió la “mesa servida” y el rastro de deudas que le dejó quien llevaba una década en el poder. Casi tres años después, no hay visos de que Moreno vaya a dejar al próximo candidato presidencial un terreno más saneado. En 2021 habrá elecciones en Ecuador y en 2022 el vencimiento de los bonos soberanos alcanzará tales montos que la calificadora Moody’s ha decidido desde ya rebajar la nota a la economía ecuatoriana —de B3 a Caa1— en una acción que deja sin margen de maniobra al Gobierno que salga de las urnas.