Más allá de los torpes e inconfesables manejos de unos ineptos diplomáticos españoles, detenidos por vecinos de la Embajada de México en Bolivia cuando trataban de ingresar en la delegación diplomática con pretextos inverosímiles, conviene no olvidar, aunque cause dolor y vergüenza ajena, que sí hubo manipulación descarada y tramposa de los resultados electorales. Evo Morales cavó, con esto, su propia tumba política.
La misión electoral de la Unión Europea acaba de hacer público su dictamen, en línea con lo que ya había denunciado la Organización de Estados Americanos, en el sentido de considerar probado que hubo graves «errores e irregularidades generalizadas».