Acaba de llegar a mis manos el obituario de un hombre bueno, con quien me unía un afecto muy cercano, muchísimo más fuerte que el parentesco lejano que nos congregaba. Fue, además, mi profesor de Epigrafía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada. Su trabajo en el Archivo Municipal de Granada honra a quienes hemos compartido profesión con él. Y sus visitas guiadas a La Alhambra, que prodigaba generosamente con amigos y familiares, eran un ejemplo de amor a los vestigios de un pasado que todavía hoy sigue rondando nuestras vidas.
En medio de tanta mediocridad y de la pesadumbre que a muchos causa la deriva de las instituciones -muy en particular la institución universitaria-, sirvan de revulsivo estas letras escritas en honor de Luis Moreno Garzón por uno de sus compañeros de profesión en homenaje a un hombre bueno, “en el buen sentido de la palabra bueno”.