Después de dedicar varias sesiones monográficas al conflicto de Bolivia actualmente en curso, retornamos a testimonios de horrores cometidos en el bando republicano durante la Guerra Civil española, con intención de insistir en el rechazo de memorias históricas selectivas, como las que alentó en España el Gobierno de Rodríguez Zapatero y reivindica el de Sánchez.
El escalofriante relato que sigue, sobre las condiciones brutales en que se produjo la muerte de Ledesma Ramos, cofundador de la Falange junto a Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera, contribuye a reforzar el argumento de que la legalidad republicana (legítimo en su origen) se vio superada y traicionada por grupos violentos que promovieron una guerra civil en el seno de la República, que se superpuso a la que se hallaba en curso tras el semifallido levantamiento de Franco. La derrota de la República vino así propiciada por sectores minoritarios que se encubrían con la etiqueta de republicanos y que rechazaban la vía democrática con el mismo tesón que los alzados en julio de 1936.
Antes de dar paso al texto del artículo, recomendamos la lectura del documento del que se ha extraído esta información, que figura en portada y que se conserva en el Archivo Histórico Nacional.
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Hace unos años, un historiador e investigador, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, buceando en el Archivo Histórico Nacional encontraba las declaraciones de dos de los partícipes en el asesinato de Ramiro Ledesma Ramos. Gracias a este hallazgo […] conocemos la brutalidad que se empleó en su asesinato […]
El 21 de noviembre de 1936, Ramiro Ledesma Ramos fue sacado de la cárcel de Ventas por un grupo de anarquistas que presentaron, como único documento para hacerse cargo de él y otros tres presos, una orden escrita del Comité Directivo del Ateneo Libertario de la Elipa.
Los presos fueron separados una vez llegados al centro anarquista. Ledesma fue conducido a una habitación en la que estaban todos los miembros de la dirección del Ateneo […]
Uno de los responsables del Ateneo, Desiderio Recio, le interrogó en presencia de la junta y varios de los milicianos que le habían llevado desde la cárcel. En un momento dado, Recio perdió los nervios y fue a golpear a Ledesma, que se defendió agarrando a Recio de la solapa.
En ese momento, varios de los presentes se lanzaron contra el detenido y lo cosieron a puñaladas. Según cuenta en su declaración Antonio Torno, no tuvieron suficiente con asesinarle, sino que descuartizaron a puñaladas su cuerpo. Incluso, según el testigo, quienes no tenían un arma blanca para ensañarse con el cuerpo discutían con sus compañeros anarquistas para que les dejaran las suyas y colaborar en la macabra celebración. Preguntado por la razón de ese comportamiento brutal, Torno, ante el tribunal que le juzgaba tras la Guerra Civil, explicó “para ver la maldad que encerraba en sus entrañas”.
25 noviembre, 2019 en 6:12 pm
Las guerras son lo peor que ha inventado la humanidad, y, las peores son las guerras civiles.