Las críticas vertidas por un intransigente lector a una de las últimas entradas de este blog, que merecieron una contundente réplica, han avivado en mí el convencimiento de que es preciso enfrentar los estereotipos y las falsas verdades aceptadas como tales por la simple y pura repetidera. Una de esas pseudoverdades impuestas a quienes pretenden asumir una posición política de izquierdas es la existencia de una sola (y manipulada) memoria histórica, que obliga a recordar y solemnizar sólo lo que sirve al propósito de un discurso enquistado en lo que podríamos llamar el mefistofelismo: si no aceptas estas verdades salvadoras, arderás en las calderas de Pedro Botero.
Por eso sacamos del baúl de los recuerdos el bombardeo de Cabra por la aviación republicana, durante la Guerra Civil Española, y por eso rememoramos hoy el vil asesinato de Alfonso Rodríguez Santamaría, subdirector del diario ABC y presidente de la Asociación de Prensa de Madrid, que fue fusilado una noche de verano por una patrulla de milicianos republicanos-marxistas de prensa. A través de este enlace puede accederse a información detallada de un crimen que el autor de ese artículo sintetiza con estas tremendas palabras:
“Un mes después de iniciarse la guerra en España, el 20 de agosto de 1936, el periodista fue secuestrado y asesinado por una patrulla de las «Milicias de Prensa». La misma suerte corrieron otros compañeros suyos de profesión, como el redactor de ABC José Asenjo. Muchos periodistas fueron asesinados en los primeros compases de la Guerra Civil, todos ellos trabajadores de periódicos conservadores como El Universo, El Debate o Siglo Futuro”.