El presidente Lenin Moreno ha hablado. Por medio de un breve y conciso comunicado ha querido tranquilizar a los ecuatorianos, después de que el asesinato por su pareja de una joven embarazada haya desatado la furia incontrolada de gente que se siente amenazada por la presencia en Ibarra de muchos venezolanos que huyen de las precarias condiciones de vida en su país.
Moreno ha hablado, y ha abierto la caja de los truenos al establecer de modo temerario un vínculo directo entre la presencia en el país de venezolanos indocumentados y la muerte de una mujer a manos de su novio venezolano.
Ha anunciado la constitución de brigadas para controlar la situación legal de los inmigrantes de esa nacionalidad, no sólo en la frontera sino también en las calles y en los lugares de trabajo.
Ha prometido que se aplicará el peso de la ley a quienes “no hicieron nada ante la violencia, la injusticia y el ejercicio criminal del poder”. Pero tal vez no recuerde que hay un policía encarcelado y pendiente de juicio por haber causado la muerte de una persona que participaba en una violenta manifestación en Mascarilla. ¿Ignora el presidente Moreno que las fuerzas policiales carecen de la preparación y del equipo que se precisan para este tipo de intervenciones? ¿Cree que un solo policía va a exponer su vida y la de su familia en el enfrentamiento con un delincuente, conocedor de las consecuencias que pueden sobrevenirle si causa un daño físico al agresor? ¿Acaso no sabe que policías de Ibarra huyeron como conejos en el Parque Pedro Moncayo ante la violencia promovida por un hombre ayudado por dos mujeres?
El presidente Moreno ha desatado la xenofobia latente en un amplio sector de la población ecuatoriana, por su desmemoria histórica: ya ha olvidado que hace poco más de veinte años miles de ecuatorianos “invadieron” países como España, Italia y Estados Unidos, y que entre ellos hubo quienes cometieron delitos contra la propiedad y, lo que es peor, propagaron la violencia de género.
Cuando en diciembre de 2004, un ecuatoriano, que ya había acabado con la vida de ocho mujeres en su país, asesinó a una joven estudiante en Lérida (España), ¿hubiéramos tolerado la caza del ecuatoriano, el asalto a sus viviendas, el terror desencadenado en los barrios donde vivían, en represalia por ese crimen?
El presidente Moreno ha callado ante la brutal cacería de venezolanos que se llevó a cabo con total impunidad en las calles de Ibarra la misma noche del crimen. No ha tenido una sola palabra de conmiseración para las víctimas inocentes de una histeria desatada por sembradores de odio, por más que entre sus víctimas hubiera mujeres y niños, tan inocentes como la inmensa mayoría de los venezolanos varones que pululan por las calles de una ciudad que esa noche dejó de ser blanca para ensuciarse con las cobardes agresiones promovidas por gente enloquecida.
El presidente Moreno olvida que el crimen carece de nacionalidad y de etnia. La perversión es personal, no colectiva. No son “malos” los venezolanos, ni los gitanos, ni los españoles, ni los peruanos, ni los judíos. Repase los libros de historia y aprenderá que la noche de los cristales rotos costó la vida a casi cien judíos estigmatizados por el régimen nazi, y que decenas de miles fueron detenidos durante esas horas, para ser deportados horas después a campos de concentración. Eso ocurrió en noviembre de 1938, como prólogo al holocausto que se consumaría durante la Segunda Guerra Mundial.
Y, si la memoria le flaquea y no le alcanza para remontarse tan lejos, pregunte por los más de quince mil ecuatorianos que se instalaron en Venezuela durante la dictadura de Rodríguez Lara. ¿Todos ellos observaron buena conducta en todo momento y ninguno de ellos se topó con la justicia?
Por favor, presidente Moreno, rectifique, ofrezca disculpas públicas a la población y admita que se dejó arrebatar por un ciego apasionamiento. Y permítame un consejo: la misoginia no se cura con xenofobia.
22 enero, 2019 en 9:22 pm
En Facebook se ha generado un debate muy enriquecedor en torno a este texto.
23 enero, 2019 en 6:51 pm
No podría estar más de acuerdo. Enhorabuena por la lucidez y el acierto.
23 enero, 2019 en 7:37 pm
Gracias, amigo, por tus amables palabras.
30 enero, 2019 en 4:59 pm
Saludos Manuel: te adjunto dos editoriales que publiqué en Diario El Norte la semana pasada y ésta:
REFLEXIONES
La necesaria consciencia crítica
Marcelo Almeida Pástor malmeida@utn.edu.ec
Es importante relievar el carácter formativo que tienen o deberían tener, de manera explícita, todos los procesos educativos. Precisamente en este componente, descansa la responsabilidad para la construcción gradual y sistemática de la consciencia crítica en los seres humanos. Una persona puede estar llena de información científica o disponer de las más contemporáneas herramientas para manejar técnicas o tecnologías; pero, si carece de capacidades para la vida intelectivo-afectiva, esos vacíos se sentirán.
Apelo a esta referencia para reflexionar sobre lo que en la ciudad hemos vivido en los últimos días. Es deseable que en cada aspecto exista una necesaria valoración crítica. No podemos justificar actos de violencia de o contra ningún ser humano. El caso de femicidio debe ser juzgado en su real medida, es una conducta social repudiable que hay que encausar expresamente contra quien resulte responsable. Aquella falta no se puede generalizar por género, procedencia, cultura, credo, edad o condición social.
Resulta fácil el uso de las redes sociales, pero la conciencia crítica responsable de lo que se publica obliga a valorar cada cosa que hacemos. En todos los niveles de educación, los componentes teleológicos (el para qué) tienen mucho que hacer ante tanta evidencia de machismo, xenofobia, violencia dogmática, ignorancia legal y oportunismo político que distorsionan la realidad.
REFLEXIONES
Ir por lana y regresar trasquilado
Marcelo Almeida Pástor malmeida@utn.edu.ec
Es un adagio que en la cultura popular se escucha cuando los fatuos pretenden aprovecharse de las circunstancias para medrar o pescar a río revuelto y hacerse de prebendas para satisfacer su ego. Sin embargo, en el menor tiempo, la opinión pública se da cuenta de “la jugada” y los ubica en el lugar en que deben estar. Así ellos continúen haciéndose altares en el poder, su lado obscuro los delata y los muestra cómo realmente son: petulantes, ambiciosos e ignaros.
La semana anterior, los mismos sujetos, que sin escrúpulo mezclaron el acto de femicidio con llamados a la xenofobia; ahora, pretenden aparecer como aleccionadores de opinión. No puede ser! Es necesario demandar de los administradores de las redes sociales, responsabilidad y principios para apartar sin dilaciones a estas personas que hacen daño a las ideas de sus propias organizaciones políticas o institucionales. Mucho se habla del rol de la comunicación virtual pero poco se hace para regular, a tiempo, las arbitrariedades.
Los bolsonaro locales con bate en mano llamaban a perseguir extranjeros, gritaban “Exigimos al presidente Moreno la deportación del criminal y el cierre de las fronteras” o “Dignidad y patriotismo que va más allá de la sujeción a leyes o a la torpe e ineficiente cadena de mando institucional”. Con un régimen blandengue, ya consiguieron la cuotita, pero siguen desnudos y huérfanos frente a la sociedad.
30 enero, 2019 en 7:00 pm
Como siempre, mi querido Marcelo, inteligente y lleno de sensatez. Si el perfil dominante en la UTN se acercara remotamente al tuyo, nunca me hubiera movido.
31 enero, 2019 en 12:10 pm
Tal vez haya que pensar que no pueden pedirse peras al olmo. Les remito a este vídeo, para que me entiendan: https://www.youtube.com/watch?v=QUGneXtmgKg
8 octubre, 2019 en 4:41 am
Los sucesos de los últimos días en Ecuador, a raíz del «paquetazo», muestran la insensibilidad de Lenin Moreno ante el sufrimiento de la gente y su incapacidad para gestionar situaciones en que aflora el malestar social. Su única receta es el palo y el estado de excepción. No debe olvidar que él contribuyó a generar los abusos que ahora quiere enmendar. ¿O es que olvida que fue vicepresidente de la República, con Rafael Correa?