Hoy, el éxito en la ciencia se mide en publicaciones y en citas. Cuantas más acumules, más posibilidades de conseguir un mejor puesto de trabajo o dinero para seguir investigando. Pero esto tiene un lado oscuro: revistas que no buscan la excelencia, sino que existen principalmente para cobrar a los autores por publicar sus estudios sin ni siquiera revisarlos.
Para denunciar esta situación, Katarzyna Pisanski y sus colaboradores en el Instituto de Psicología de la Universidad de Wroclaw idearon en 2015 una sofisticada broma que apareció publicada en Nature, y no como estudio, sino como pieza de opinión.
La protagonista de esta historia se llama Anna O. Szust por un motivo: en polaco, Oszust significa fraude. A esta investigadora le crearon todo lo necesario para parecer real: una página en el Instituto de Filosofía de la Universidad Adam Mickiewicz de Poznan, un perfil en academia.edu (considerado el Facebook de los investigadores) y otros dos en Google+ y en Twitter, por si a algún editor le daba por buscarla.