El venezolano Gregory Díaz cruzó en junio pasado el puente internacional Simón Bolívar hacia Colombia con un televisor a cuestas, su único patrimonio. Lo vendió en Cúcuta y logró quedarse unos meses con el dinero recibido por la transacción y con la tarjeta de movilidad fronteriza, que el Gobierno colombiano ha emitido a 1.300.000 venezolanos desde mayo de 2017, con la intención de regularizar el cada vez más caliente paso, que a diario se atiborra de gente que intenta escapar de la grave crisis económica y social que vive el país sudamericano.
La cada vez más complicada crisis económica empuja a los venezolanos a cruzar en masa la frontera, un fenómeno que Colombia resiente especialmente.
En los barrios pobres de Caracas se vive una diáspora motivada por el hambre y la voraz inflación, la misma que años atrás estaba encarnada por profesionales en busca de oportunidades, que se iban espantados por la inseguridad.
6 marzo, 2018 en 8:41 pm
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