Recogemos aquí la “definición estereotípica” que del término da Nathalie Moeller en “La Floresta quiere seguir siendo barrio”, un magnífico artículo publicado en MundoDiners, 423, agosto de 2017, pp. 28-31:
Personaje con curiosidades intelectuales que expresa su personalidad a través de una moda específica, como zapatos deportivos, camisa informal, barba copiosa, pelo rosado, tatuajes, arete en la nariz, falda con medias opacas. Practica yoga o quisiera hacerlo, toma cerveza artesanal, tiene gustos sibaritas, orgánicos, odia el sistema, le gusta sentarse en cafeterías con sus aparatos electrónicos, saca a pasear a su perro, ama lo vintage, quiere cambiar el mundo y no sabe cómo, se piensa especial y con derecho, no le hace daño a nadie y quiere ser libre a toda costa.