No estaría de más que los profesionales realizáramos una auto-indagación introspectiva sobre una serie de cuestiones iniciales: preguntémonos si realmente estamos fracasando como docentes en la creación de lazos y vínculos identitarios; ejercitémonos en una autocrítica sobre nuestra capacidad para trasladar y resaltar la transcendencia de la Historia y sus períodos en la configuración social actual; y predispongámonos a una profunda revisión sobre nuestros métodos y estrategias de enseñanza-aprendizaje.